Debolsillo, 2011. 360 páginas. Otro préstamo de C., empeñada en traerme la novela negra de Barcelona. Otra lectura agradable. El inspector argentino Hector Salgado vuelve a Barcelona después de llevar un tiempo apartado del servicio por una agresión a un brujo causante de la muerte de una joven. Le encargarn un caso en apariencia sencillo, investigar un suicidio aparentemente claro y tranquilizar a los padres. Pero las cosas se irán complicando, surgirán fantasmas del pasado y del presente. A diferencia de Cerdos y Gallinas la prosa está bien cuidada. El autor es traductor y se nota. Trama y personajes son correctos, dentro de la tradición del género. La identidad del culpable me pareció un poquito traída por los pelos, y el final es abierto a segundas partes. Una novela correcta que me ha dejado buen sabor de boca pero que tampoco me ha emocionado demasiado. Aquí ha gustado mucho: El verano de los juguetes muertos. Toni Hill. y aquí ha gustado poco: El verano de los juguetes muertos, de Toni Hill. Yo me quedo en el medio. Calificación: Bueno. Extracto: Sentados en el mismo sofá donde se habían abrazado tantas noches, donde Ruth había esperado a su mando despierta tantas…