Ultramar, 1975. 160 páginas. La protagonista de la historia ha tenido la suerte de vivir con el amor de su vida, un amor único e irrepetible. Pero et in Arcadia ego y asistimos a la tristeza de una situación sin esperanza. Escrito con una prosa ligera y poética, me ha recordado mucho a Autoretrato con radiador. Donde aquél era recuerdo y nostalgia, éste es temblor ante lo inevitable. Coinciden en una disección delicada de unos sentimientos de un sufrimiento inapelable y profundo. Uno de estos libros escondidos, a los que llegas por carambola (en este caso de la mano de Iwasaki) y que te dejan un excelente sabor de boca. Muy bueno. La noche no es la hora del amor para los amantes. La noche es para discutir y leer y luego dormir abrazados sin desenlace. La hora del amor es la siesta y el atardecer, y los largos domingos por la tarde, y el 25 de mayo, el 9 de julio, Navidad, Año Nuevo, Reyes, el día de la Inmaculada Concepción, el l.° de mayo, los días de huelga, si es posible general, el día de la Reconquista, los sábados también. Pero el amor no se hace como un…