Lumen, 2020. 190 páginas. Historia del asesinato del padre del autora, abogado en Colombia, y como su familia siguió más o menos adelante y algunos de sus traumas personales. Se mueve en las mismas coordenadas que El olvido que seremos y le he encontrado los mismos defectos que a aquel. La autora no escribe mal pero la calidad es bastante irregular (no se dejen engañar por los reclamos de la contraportada). Otra vez vuelvo a ser el único desalmado que critica un libro donde se desnuda el corazón de la autora ante una tragedia terrible. No está mal. La moto volvió a acelerar y se puso paralela a nosotros. Vi a los sicarios y sus tatuajes. A cada uno le pendía un rosario del cuello. Me pregunté si Dios los miraba también a ellos, si la Virgen de la Milagrosa atendía sus oraciones, en las que pedían buena puntería. Pensé que a Dios debían de llegarle peticiones muy particulares. Seguían discutiendo, pero no alcanzaba a oír lo que decían porque la moto sonaba muy duro. El de atrás levantó la metralleta. Le apuntaba a mi padre, pero cada vez que mi padre aceleraba, quedaba apuntándome a mí. Yo miraba a…