Rosa María Reis. Tus ojos en el té.
Poesía / enero 24, 2025

Cuadranta, 2024. 122 páginas. Tenía muchas ganas de leer el poemario de Rosa, de quien ya reseñamos su novela Qué hacemos con el tiempo que nos queda, que, pese a ser novela negra, tenía a la poesía con un papel protagonista. Yo había tenido la ocasión de escuchar algunos de los poemas que se incluyen en este libro, y siempre me había maravillado la capacidad de síntesis de sus versos y cómo provoca, a partir de situaciones cotidianas, imágenes muy potentes. La soledad, el dolor, atraviesan estos poemas que -personalmente- he leído con un ay en el alma y los ojos enrojecidos. Me gustan especialmente los párrafos poéticos, que encabalgan frases que parecen un recitado directo, muy rítmicas, y de una calidad extraordinaria. Como muchos de los poemas, por otro lado. Muy bueno. Digo no. Digo no. Qué infantil paladar, qué huesos asomaban bajo la camisa de dormir, qué demonio salió de aquel hombre y aquella mujer. Qué necesidad de estirar tanto la piel bajo la tela que cubría la rabia, el miedo y la fatiga como un dios de las pequeñas cosas desterrado del pasillo. Qué trayecto embarrado, qué bruscas tempestades en la mirada de los dos, qué lodo…

Rosa María Reis. Qué hacemos con el tiempo que nos queda.
Novela / julio 26, 2022

La dueña de una librería sufre el ataque de un hombre que no la mata de milagro. ¿Quién está detrás del intento de asesinato? En el transcurso de la investigación irán apareciendo secretos familiares que trastocarán la vida, incluso, de los investigadores. Una novela negra atípica en la que lo más importante no es quién ha causado el crimen sino las dinámicas que se establecen entre los personajes de la novela y la vida interior de las protagonistas de la misma. Una novela en las que las mujeres tienen un papel protagonista, desde las poetas suicidas que aparecen en la presentación literaria hasta las que desencadenan algunos de los trágicos acontecimientos que se ponen en marcha. Muy Bueno. A las tres, pero entonces, ¿por qué no había ido a comer? Se fue con Silvia y con su hermana y desechó los pensamientos negativos que le rondaban por la cabeza. Susana abrazó a Julia, la veía cansada y un poco triste, sin embargo, seguía siendo tan hermosa como siempre. Ni las ojeras disminuían un ápice de su belleza a la que ella vivía tan ajena. Eso es lo que le hacía tan extraordinaria; su forma entrañable y un poco pueril de…