Viene de aquí: Jesús López Bobadilla, el poeta nutricio (I) y Jesús López Bobadilla, el poeta nutricio (II) y Jesús López Bobadilla, el poeta nutricio (III) No hace falta decir que acepté, si no, no estaría contándoles toda esta historia. Me traje la caja a Barcelona y la tengo en el despacho. Lo poco que he leído me lleva a pensar que merece la pena poner un poco de orden en el caos y separar el grano de la paja. Hay algunas cosas que pueden estar bien, aunque yo -como afirmo tantas veces por estas páginas- no entienda demasiado de poesía. Por ejemplo, estos dos poemas estaban bastante en limpio –deduzco que eran del libro ‘Nevera vacía’: Restos Como lo último que queda en la nevera Medio limón Limpio con la lengua las cuatro migas que quedan en la mesa Mastico lentamente durante horas todos los garbanzos de la despensa Menos uno que guardo y miro todas las noches antes de dormir. Poética Me despiertan a golpes, arrastrándome a la fría mañana. Mi hocico se agrieta con el suelo helado, mi sangre enturbia el rastro entorpeciendo mi tarea ante la impaciencia de mi amos. Si encuentro el tesoro negro y…
Viene de aquí: Jesús López Bobadilla, el poeta nutricio (I) y Jesús López Bobadilla, el poeta nutricio (II) En la cuadrilla lo llamábamos en broma el ‘poeta nutricio’ y era normal hacer bromas con su particular estilo. De repente, alguien se ponía serio y decía: Fresas, limón, Prefiero el melón. Y lo normal era seguir el juego haciendo la exégesis del poema y proponiendo interpretaciones de lo más absurdas. Yo mismo sigo haciendo este tipo de bromas –en el vacío, puesto que ya no queda nadie de esa cuadrilla- a modo de homenaje. Incluso uno de sus versos –o de una parodia, porque con la distancia es difícil saber qué era qué- lo tengo como frase hecha: ‘Como unas bravas sin pan’ (Que viene a significar una situación en la que rozando la perfección se estropea por la falta de un ingrediente básico; se pueden comer las bravas sin pan, pero no es lo mismo ). Insisto en que no era mal poeta, sólo que su actitud era fácilmente ridiculizable. Hace unos meses me llamó mi amiga del instituto, preguntándome si iba a ir por Logroño, porque quería hablar conmigo. Quedamos para vernos un fin de semana en su casa,…
Viene de aquí: Jesús López Bobadilla, el poeta nutricio (I) Y lo decía en serio. La cara de tonto que se me quedó debía ser para hacer una foto y enmarcarla. Con el tiempo fui conociéndolo más y aunque nunca fuimos lo que se dice amigos hablamos muchas veces de su concepción de la poesía y me leyó algunos de sus trabajos. Había decidido centrar su producción literaria en la alimentación. La comida, decía, es algo imprescindible para el ser humano. Todo lo demás –sociedad, cultura, amor y sexo- son accesorios. Podemos vivir sin libros, pero no podemos vivir sin comer. Lo mejor, me decía, es que lo que puede parecer una importante limitación no lo es. Poesía es metáfora, y la comida puede ser una metáfora de cualquier cosa. Lo cierto es que algunos de sus poemas eran buenos, a pesar de su programa y de la seriedad con que se tomaba todo. Esa excesiva seriedad conseguía un el efecto contrario al que quería conseguir; cuanto más profundo y cargado de significado era el poema más hilaridad causaba. Consiguió que la editorial AMG (Casualidades del destino, estas navidades mi amiga Sandra me hizo un regalo muy especial. Dos bolsas…
Cuando era más joven viajé en sucios trenes que iban hacia el norte ([+] [-] en trenes no, pero sí en autobuses tercermundistas en los que me sucedió de todo; desde tener que parar porque la carretera estaba invadida por un rebaño de ovejas hasta quedarnos bloqueados por la nieve durante ocho horas –en un viaje que duraba tres-. Lo peor fue la vez que paramos para ayudar en un accidente de tráfico, algo que no olvidaré nunca. He viajado mucho pero no he tenido mucha suerte con mis compañeros de viaje. No todos han sido como aquel pastor que se subió en mitad del campo –todavía me pregunto como sabía el conductor que tenía que parar allí- y que apestaba a humo y oveja, pero tampoco he conocido a bellas e inteligentes mujeres con las que tener un romance viajero.) tenía una novia que estudiaba filología y gracias a ella estaba en contacto con el grupo que editaba la revista de la universidad. Se llamaba Letrina Literaria ([+] [-]En el momento de escribir esta entrada me doy cuenta del parecido de nombres con este Cuchitril Literario. Los motivos en su caso eran otros: letrina tiene un componente de rebeldía,…