Planeta, 2013. 216 páginas. Colección de aforismos, reflexiones, apuntes o cuentos breves con aire poético. Pese al cariño que le tengo a Cuerda, sólo he encontrado alguno memorable, unos cuantos buenos, y el resto tan perfectamente olvidables que yo ya no me acuerdo. Dejo selección. ¿Y un partido de fútbol no lo pueden perder los dos equipos?, Como en los amores rotos. ¿Quién juzgará los crímenes contra la humanidad de la economía financiera? Hemos vuelto a los sacrificios humanos, dando un rodeo. Los oscuros gatos que se comen a las golondrinas no volverán. A veces el camino de ida se hace a la vuelta. Y no es triste. Me gusta mirar de frente, retador, a las moscas y ver quién aguanta más. Algunas son temibles. Entonces, soy yo el que echa a volar primero.
Planeta, 2015. 396 páginas. Tit. Or. Thinking. Trad. Genís Sánchez. El título (en castellano) engaña mucho; parece un manual de coaching para emprendedores cuando nos encontramos ante un conjunto de artículos acerca de temas de psicología social y moral. Estudios de cómo toma decisiones el ser humano, los problemas de los sesgos cognitivos y un largo etcétera. Más de uno se llevará una sorpresa al leerlo. No he visto la información por ninguna parte, pero dan la impresión de ser transcripciones de conferencias o charlas. Esto tiene como parte buena que el nivel es bastante divulgativo y por lo tanto muy entendible hasta por profanos como yo. Como desventaja el tono, algunas repeticiones y que algunos artículos quedan deslavazados. Se cuentan ideas muy interesantes. Lean los fragmentos que dejo al final, son particularmente sabrosos. Recomendable. Hay una anécdota muy divertida que ilustra este conflicto: a un teórico de la decisión muy famoso que daba clases en la Universidad de Columbia le habían ofrecido un puesto en una universidad rival y le costaba muchísimo decidir si aceptaba o no ese puesto. Su amigo, un filósofo, le dijo: «¿Cuál es el problema? Haz eso sobre lo que escribes y das clases. Maximiza…
Planeta, 2010. Cómic de género negro donde se mezclan traficantes de droga, policías, poetas drogadictos y artistas murales. Historias bien montadas que encajan a la perfección, reflexión sobre el arte y el poder. El dibujo bueno, pero los diálogos, excelentes. Los personajes muy bien construidos. Una agradable sorpresa. Recomendable.
Planeta, 1998. 180 páginas. Relatos protagonizados por idiotas, entendiendo una definición amplia del término, personas que no encajan con la realidad que les rodea o que no acaban de entenderla. Gente que gusta de tirar piedras al aire, asustada por el movimiento veloz de la tierra por el espacio o doctores que al comprar zapatos apretados cambian el carácter. Todos retratados con cariño y un punto de ternura, pero sin concesiones. Hay cuentos muy buenos, como el que dejo de muestra al final. Pero en general se dejan leer, simplemente. En conjunto, buena lectura. El medidor de la presión Un aparcero que vivía con su madre en una casa cercana a la carretera provincial, en un valle entre montañas, pasaba el día escondido entre los setos porque creía que era lo que hacían los médicos. Saltaba fuera cuando veía pasar a alguien y quería tomarle la presión gratis. Se llamaba Sauro Gallinero, pero era conocido simplemente como Gallinero. Mientras cultivaba los campos de avena o de patatas que tenía arrendados llevaba siempre preparado un hemodina-mómetro y pensaba siempre en la medicina, para la que creía tener un talento natural. De la tierra decía, en cambio, que era su servidumbre de…
Planeta, 2008. De las tres partes de estas historias de color tierra sólo la primera se encuentra en la biblioteca de la diputación. Y la vida de esta madre e hija, que regentan una especie de taberna con pensión solas, el descubrimiento de la sexualidad, la soledad de la viudedad, dejan muy buen sabor de boca. Tanto que espero que pronto puedan estar disponibles los otros dos volúmenes.