Orcinny Press, 2017. 212 páginas. Tit. or. Midnight Picnic. Trad. Hugo Camacho. La novela empieza con la muerte de un perro y es la antesala de una odisea en la que el protagonista es obligado por el fantasma de un niño muerto a ayudarle en su venganza. En un territorio a medio camino entre la vida y la muerte. Novela de terror sin demasiados alardes estilísticos pero que cumple su cometido de crear un ambiente tétrico y creíble, unos personajes que escapan de los estereotipos, sin buenos ni malos y una aventura entretenida y con ritmo. Recomendable. La pequeña estancia fue en su día la habitación de un bebé. De día aún se pueden ver balancines y caballitos de mar pintados en el papel desvaído de la pared. No puede ver nada por la ventana, excepto los cortes negros plateados de la lluvia. El viento sopla con mayor intensidad. Chula, se para, y luego vuelve a chillar. —Vine a hablar contigo, pero no estabas —dice una voz—. Así que me he metido en la cama a esperarte. Bram se queda quieto, con un suspiro en la boca. —Eso parece —responde. —Me he quedado dormida. No te enfades. ¿Te parece bien?…