Periférica, 2018. 156 páginas. Un grupo de cuatro amigos va en verano al sur de Francia para trabajar de temporeros y ganar algo de dinero y experiencia de la vida. Algunos de los trabajos parecen apuntar a que algunas empresas biotecnológicas están trasteando con cosas extrañas. En goodreads tiene muchísimos comentarios con cinco estrellas, pero a mí me ha parecido una filfa. El libro en sí no me ha gustado nada porque no son más que dos anécdotas hinchadas hasta las 150 páginas que se me hicieron larguísimas. Pero no es el único de sus defectos. El estilo empieza siendo un epígono de Javier Marías pero a las diez páginas se le quita el tic y sigue con una prosa plana y sin interés. Todo lo trufa con referencias eruditas para que sepamos que es muy leído y ninguna viene a cuento. Se anima a pontificar sobre cómo hay que escribir y queda todavía más pedante. Los personajes no hay por donde cogerlos y las actitudes del grupo de amigos me daban ganas de meter la mano en las páginas y pegarles cuatro collejas. Vamos, que no hay por dónde cogerlo. No me ha gustado. G y Álex debieron de…