Espasa Calpe, 2006. 420 páginas. Extensa recopilación de los cuentos breves y humorísticos que Mihura publicó en diferentes revistas y que fue una de sus primeras maneras de ganarse la vida. Un humor surrealista, generalmente blanco, que aunque muchas veces se hace repetitivo por la repetición de fórmulas que acaban gastándose, con frecuencia da en el blanco y a la risa se añaden elementos de reflexión que van más allá del texto. He visto aquí precursores de otros cuentos, como en el caso del que roba a los ricos para dárselo a los pobres que se vuelven ricos y vuelta a empezar, que retomará Quim Monzó de manera muy parecida. Las guerras como campo de juegos totalmente desdramatizado, que aprovechará Manuel Gila en sus monólogos pero también Arrabal en sus obras de teatro. Mihura era un hombre bastante conservador y no sólo por el bando que escogió en la guerra civil, sino por la mentalidad que se respira en muchos de sus cuentos. SIn embargo al menos en dos ocasiones plantea parejas del mismo sexo que conviven bastante bien lo cual, sin el recurso del humor absurdo, hubiera sido impensable en la época. Lo he leído poco a poco para…
Editorial Bruño, 1994. 204 páginas. Selección de cuentos del autor aparecidos en revistas y dispersos. Algunos los recuperó para sus falsas memorias y tuvieron otra vida, el resto son bastante inencontrables (y el propio libro lo es). Después de leer casi todo lo que se ha publicado de Mihura no sé a qué carta quedarme. O era un genio que dedicó su talento a escribir obras comerciales que le dieran dinero enterrando su tremenda originalidad debajo de la alfombra, o era un buen artesano que recibía de vez en cuando el susurro de las musas. Todos los cuentos tienen su gracia, pero en general no pasan de entretenidos. Pero hay algunos, algunas ideas, algunas páginas, de un humor negro finísimo, de una profundidad que destaca del resto. Con un hálito poético incuestionable. Por esas pepitas de oro bien merece la pena pasar horas cribando barro. Recomendable. Entonces quiso especializarse en hacer retratos de bodas y de niños de Primera Comunión. Pero tardaba tanto en prepararlos, en enfocarlos, en hurgar dentro de su maquinita y en mover las cortinas, que cuando retrataba a los recién casados, ya ella se había puesto irritada, cosa con la que hay que tener mucho cuidado…
Temas de hoy, 2003. 320 páginas. Que el título no les engañe como me hizo a mí: no se tratan de las memorias del genial dramaturgo, sino de una excusa para encadenar una serie de historias llenas del humor absurdo característico del autor sin ninguna relación con su vida. Desde abuelos que explican a sus nietos, cuando ya son mayorcitos, lo que quiere decir patata hasta escritores que se llaman Alejandro Fernández pero firman con el seudónimo de Armando Jiménez. En el mundo de Mihura la realidad se da la vuelta y por el camino nos arranca más de una carcajada. No todas las partes han envejecido con la misma dignidad, y el esquema de que las cosas sean lo contrario de lo habitual en ocasiones resulta repetitivo, pero en general todo se conserva muy fresco y yo, personalmente, me he sonreído con ganas ante muchas situaciones. Recomendable. Se podrían haber entresacado muchas secciones, dejo una humorística y otra sobre la definición del humor. para lo cual el autor, antes de ponerse a escribir, tenía que hacerse amigo de un fogonero, hablar mucho con él, tomar juntos en Venta de Baños muchísimas copas de aguardiente, viajar a su lado en…
Cátedra, 2005. 1630 páginas. Miguel Mihura escribió, en 1932, la comedia Tres sombreros de copa, que fue una renovación del género teatral y que se considera una muestra de lo que más tarde sería el teatro del absurdo. Fue una obra admirada por, entre otros, Ionesco. Pero el propio autor renegó del estilo y de las vanguardias teatrales. Algo así como si Picasso, después de pintar Las señoritas de Avinyó, se hubiera dedicado al retrato y los paisajes. Algunas de sus obras siguientes incorporan momentos de ese humor absurdo marca del autor y que popularizó en La codorniz. Para la actriz Maritza Caballero escribe en 1959 la obra Maribel y la extraña familia donde consigue construir una comedia con un trasfondo tierno y trágico que eleva su calidad por encima del mero producto. La transformación de Maribel, los elementos extraños que aportan el humor absurdo y un cierto halo de misterio, conforman una excelente obra de teatro. En el prólogo el autor afirma que el germen de la historia está en una anécdota personal. Se dirigía a su piso con una golfita (sic) cuando ésta le preguntó ‘¿Vives solo?’ y Mihura, con su retranca le contestó ‘No, vivo con mi…
Editorial Cátedra, 2001. 154 páginas. Pionero Había leído otras obras del autor. Incluso representado una de ellas. Pero no había leído ésta, de la que tanto y bien había oído hablar. Que si fue una revolución perdida, que si se adelantó a la vanguardia, tantas buenas palabras que temía una decepción. El argumento lo pueden leer aquí: Tres sombreros de copa. Un joven está a punto de casarse cuando en su habitación de una humilde pensión irrumpe la farándula. Pues bien, las críticas tenían razón. Una obra muy adelantada a su tiempo, no sólo un precursor del teatro del absurdo, sino incluso del teatro pánico de Arrabal. Una obra maestra del género que he disfrutado sin reservas. La sensación fue la misma que cuando leí Crónicas de la verdad oculta de Calders, encontrar una joya perdida en el tiempo que no tuvo la suerte que merecía. Siendo la literatura, como tantas cosas, contingente, estos desencuentros del destino nos privan, seguramente, de otras obras maestras que pudieron ser y no han sido. Pueden leerla aquí: Miguel Mihura, Tres sombreros de copa Calificación: Imprescindible. Un día, un libro (38/365) Extracto:[-] DIONISIO. ¿Qué le sucede? DON ROSARIO. (Mirando debajo de la cama.) ¡Allí…