Siruela,1995, 1998, 2001. 2011. 270 páginas. Tres novelas cortas con aparición central o secundaria de la niebla. En la primera unos alumnos de un extraño orfanato van viajando en tren a través de campos vacíos recalando en monasterios que delimitan el blanco y el negro de su aprendizaje. En la segunda una extraña batalla en las sombras entre la iglesia del bien y la del mal hace de sus habitantes unos extraños títeres. La última es una plaza circular con doce casas como si fueran un reloj que la protagonista va visitando y conociendo lo que esconden. La prosa poética y sugerente de Menchu, que nunca explica sino que nos cuenta casi al oído lo que sus ojos sueñan, dibuja unos ambientes precisos y turbadores, apenas una punta de un iceberg que esconde sus secretos que sólo se adivinan. Nada hay en estos relatos de cotidiano, todo está tocado por el misterio. Para paladear poco a poco, escondidos del frío y de la lluvia. Otras reseñas: Laniebla tres veces y Laniebla tres veces. Muy recomendable. La mesa está cubierta con un mantel blanco bordado de rosas. Sobre el mantel hay tres platos, y sobre cada plato trozos de carne. Sobre…