Mármara ediciones, 2015. 124 páginas. Trad. Delfín G. Marcos. Dos chicas en un internado que tras una pelea inicial se entregan a los placeres del sexo. Formaba parte de Ravages pero por sus escenas subidas de tono fue censurado. Funciona muy bien como episodio independiente. Igual que las obras de Henry Miller no son una sucesión de escenas pornográficas por su uso del lenguaje, este libro no es solo una concatenación de encuentros clandestinos donde estas adolescentes van explorando su sexualidad, en un juego de placer y dominación. Un lenguaje poético pero salvaje hace que nos importe menos los detalles obscenos que la manera de contarlos. Pasión desbordada, descubrimientos, amores de juventud -los más desgarradores y atribulados- y el riesgo de ser atrapadas en un internado de normas estrictas. Muy bueno. Deseábamos que el reloj del colegio comenzase a marcar la hora con sus once estruendos. Me fijé en palabras de la primera página sin llegar a leerlas. Me quitó de nuevo el libro. Apagó. Isabelle me tiró hacia atrás y me tumbó a lo ancho del edredón; me levantó, me sostuvo con sus brazos: me desterró de un mundo sin vida, me invitó a lo desconocido. Sus labios entreabrieron…