Hiperión, 1997. 214 páginas. La casualidad hace que lea estos poemas cuando acaban de nombrar al autor presidente del instituto Cervantes, lo que ha provocado algunas críticas basadas, sobre todo, a la fama de clientelismo en adjudicaciones de premios literarios. Por lo que he leído cierto es que hay cosas que no parecen todo lo transparente que se quisiera, pero tampoco he visto ninguna prueba fehaciente de las habladurías. Pero todo esto no viene al caso de los textos, que una vez paridos por el autor tienen que defenderse solitos y al margen de consideraciones éticas. Son poemas de la experiencia, en la estela confesa de Gil de Biedma, y están muy bien definidos por este texto: mi poesía es de un país humilde de la Europa mediterránea, con ciudadanos educados, pero muy vitalistas y enamoradizos, que limita al Norte con la vanguardia juvenil, al este con la poesía social, al oeste con la retórica clásica y al sur con el mar de las letras de tango o de bolero y con las canciones de Joaquín Sabina Hay poemas hermosos, versos muy conseguidos y esa cercanía a las cosas cotidianas hacen que un paladar poco fino como el mío haya…
Visor, 2011. 180 páginas. El autor es muy querido por muchos lectores, quizás porque practica una poesía poco artificiosa, fácil de entender, con algunos versos luminosos de esos que uno se puede llevar en la mochila para sacarlos cuando empieza a llover. Personalmente los poemas enteros no han acabado de convencerme -lo que no quiere decir nada, puesto que soy un negado para la poesía. Pero hay multitud de fragmentos que me han llegado a conmover. Dejo como muestra los títulos de todos los poemas, que funcionan muy bien por si solas. Recomendable. Los idiomas persiguen el desorden que soy. El idioma, más o menos, es la patria del poeta Hay aviones que despegan desde ningún lugar y que aterrizan en ninguna parte. Los secretos saben la verdad, toda la verdad, pero algo más que la verdad. La poesía sólo existe como una forma de orgullo. La verdad no es un punto de partida. Hay hombres que parecen un paisaje. La memoria se rompe como un mástil. Dar vueltas en la cama es perderse en el mundo. La tristeza del mar cabe en un vaso de agua. Un bar no es una patria, pero su nombre se escribe con la…