La otra orilla, 2007. 252 páginas. Tit. or. Les chants de Maldoror. Trad. Manuel Serrat Crespo. Cánticos del cruel Maldoror, que lo mismo te mata a una niña que blasfema contra el creador, todo ello con una prosa asfixiante y envolvente. Un clásico que influyó en muchos autores del principio del siglo XX y con unas imágenes que, en su momento, debieron perturbar mucho a los lectores. Entiendo su influencia, comprendo que fuera un revulsivo, e incluso hay muchas páginas que me han sorprendido por su crudeza y sus imágenes sugerentes que no te dejan indiferente. Pero hay muchísimas más páginas que me han resultado infumables en su barroquismo y el dar vueltas a los mismos conceptos que tampoco es que tengan ningún destino. Creo que merece la pena darle una oportunidad por esos destellos que brillan aquí y allá, que te pegan una buena sacudida. Pero, personalmente, la mayor parte del libro me la podría haber evitado. Curioso. Era un día de primavera. Los pájaros derramaban sus cánticos en trinos, y los seres humanos, entregados a sus diferentes deberes, se bañaban en la santidad del cansancio. Todo trabajaba en su destino: los árboles, los planetas, los escualos. ¡Todo, excepto…