Calambur, 2009. 168 páginas. Busqué libros de Juan Carlos Mester tras escuchar este audio de la fundación March: Juan Carlos Mestre y llorar bajo la lluvia andando por la calle en un soleado día de verano. Los poemas de Mestrejuegan con el lenguaje, tienen la métrica que a él le da la gana y conjugan imágenes que harían sonrojar de envidia al paraguas y la máquina de coser. Hay poemas muy bellos en este libro. Cavalo morto lo he leído unas doce veces mientras leía el resto. Pero no es el único. Es cierto que a veces me han cansado los torrentes de incestuosas cohabitaciones de palabras disímiles, pero no menos cierto es que leer un libro de Mestre es como caminar por un cuadro de Chagall y ¿Quién no está dispuesto a sacudirse la realidad de encima y echar un vistazo a los reinos de lo irreal? Maravilloso. «Página con perro» Los carabineros detuvieron a mis amigos, les ataron las manos a los raíles, me obligaron como se obliga a un extranjero a subir a un tren y abandonar la ciudad. Mis amigos enfermaron en el silencio, tuvieron visiones en las cercanías de lo sagrado. No la herida del…