Hiperion 1993, 1994, 1998. 180 páginas. Trad. Zara Behnam y Jesús Munárriz. Muchos han bebido de los versos de Jayyam, poeta y filósofo amante del vino y del disfrute en la tierra, algo que hoy en día nos parece en las antípodas del pensamiento musulmán. Sabiduría poética que no ha caducado, que sigue viva, como el vino, como la risa alegre de las muchachas que lo comparten con nosotros, olvidándonos del triste sueño que nos espera al final del camino. Lo decían en aquel épico poema de Gilgamesh, llena tu vientre, atiende al niño que te da la mano, que tu esposa disfrute en tu seno. Lo repitió Catulo, vivamos y amemos y que los rumores de los viejos se vayan al carajo. Lo versificó Jayyam en estas maravillosas cuartetas; el paraíso es ahora. Y nosotros, si somos sabios, seguiremos tan ilustres consejos. Dibujado en el cielo, un toro con las Pléyades; otro toro escondido debajo de la tierra; si eres vidente, abre a la verdad los ojos: verás entre ambos toros un puñado de asnos. AHORA que me toca vivir la juventud, beberé vino porque me complace beberlo; no me lo echéis en cara; aunque es amargo, es bueno;…
Hiperión, 2007. 110 páginas. Cuando nacía un niño en la familia Casal se escribía y publicaba un cuento, a veces por el padre y otras por Álvaro Cunqueiro. Este libro es una recopilación de algunos de ellos. No es que sea un gran acontecimiento literario pero es una faceta curiosa de ese grande de las letras que fue Cunqueiro. Lo que más me ha gustado ha sido el prólogo escrito por su ahijada Paula, donde cuenta algunas anécdotas de la vida particular del escritor y rememora con ternura y cariño su figura. No estaba bromeando, como cuando me cantaba «xa non che quero por miña filiada», sino muy en serio. La verdad es que yo me había ido aficionando a todas las cosas fantásticas, sin mucha discriminación. Siempre me habían encantado los recuerdos filosóficos del pequeño saltamontes, y desde que Jordán me regaló El tercer ojo, me leí no sé cuántas cosas sobre las auras, la autohipnosis, los faquires y los viajes astrales. Luego llegaron los extraterrestres, y también me fascinaron. Ese mundillo estaba además lleno de personajes insólitos. Había un grupo enVigo que se sabía de memoria Yo visité Ganímedes (la tercera y más grande de las lunas de…