Planeta, 1984. 286 páginas. No es el primer libro que leo del autor, aunque el otro estaba escrito con seudónimo y no lo reseñé por aquí. Era para regalar, lo leí en el viaje y adiós. No me gustó demasiado. Tampoco éste. Una chica aparece asesinada y le han cortado un pecho. El inspector Méndez se encargará de investigar el asunto moviéndose por los bajos fondos de una Barcelona que ya no existe. Es un libro que está bien y está mal. Alterna páginas bastante buenas y retratos acertados con malos chistes homófobos fragmentos sin sustancia. Un ejemplo. Al final los dos culpables se cascan una parrafada explicando sus maquinaciones tan ramplona como inverosímil. Pero también acaba con un sacrificio de uno de los personajes que está muy logrado. Una de cal y otra de arena. Lo mejor, las anécdotas de periodistas y el personaje de Amores, gafe que se ve envuelto en las más peregrinas situaciones sin comerlo ni beberlo. Como es un premio planeta puede que otros libros del inspector estén mejor. Ya les iré contando. Calificación: Regulero. Un día, un libro (336/365) Extracto: Carrero, aragonés como Foriscot, era un experto en la pequeña historia del bruto hispano,…