Editorial Hélice, 2011. 60 páginas. Fundamentalismo Pese a que vivimos en un país en el que la iglesia católica tiene más peso del que debería en una sociedad laica, al menos estamos relativamente libres de la plaga del creacionismo y su actual encarnación, el diseño inteligente. Que en pleno siglo XXI todavía exista mucha gente que cree a pies juntillas en la verdad revelada de la Biblia, y que niegue todas las evidencias que demuestran que la evolución es un hecho me parecería cómico si no fuera trágico. Es en Estados Unidos donde tiene más auge el movimiento creacionista, sobre todo en el cinturón de la biblia. Convencidos de que Dios creo el mundo en siete días, están empeñados en conseguir que en las escuelas no se enseñe la teoría de la evolución, que consideran, además de falsa, pecaminosa. Pero en Estados Unidos, pese a ser un país profundamente religioso, hay una separación muy clara entre iglesia y estado, y está prohibido introducir cualquier tipo de enseñanza religiosa en las aulas. Esto ha mantenido a este movimiento más o menos a raya. Para evitar esto los creacionistas se han inventado el diseño inteligente, que viene a ser el mismo perro…