Anagrama, 2006. 144 páginas. Incluye los siguientes relatos: ANIMALES EN CASA Pájaro llanto Pez volador El inspector de equipajes La tristeza del león Los invasores Palabras textuales PARPADEOS Teoría del hueco Estrellas, estrellas Sobremesa o fin del mundo El mercurio de los termómetros Retrato robot Cimas blancas contra el cielo azul Parpadeos ¿Son cuentos malos? No, pero son los peores que he leído de Eloy Tizón. Un autor al que considero uno de los mejores -si no el mejor- cuentista de este país. Con un debut brillante que fue Velocidad de los jardines y que hace poco publicó otro igualmente genial: Técnicas de iluminación. Los cuentos de esta antología no dan la talla. Se salva el microrrelato Sobremesa o fin del mundo, está muy bien (autobiográfico, un casero fantasmal y las referencias a la muerte) Parpadeos y el que más me ha gustado El mercurio de los termómetros (donde la muerte, el olvido, es el protagonista). Esos tres cuentos, magníficos, salvan al libro. Pero el resto son bastante normalitos y alguno -me parecía imposible- mediocre. El ejemplar que leí lo saqué de la biblioteca y está bastante anotado, con lápiz. Incluyendo una puntuación final de los relatos en el que…
Páginas de espuma, 2013. 166 páginas. Cuando estudiaba interpretación miraba a mis compañeros; unos me gustaban más, otros menos y algunos nada en absoluto. Pero cuando entraba Sally al escenario sabías que estaba unos peldaños por encima de todos los demás. Si te esforzabas mucho igual, alguna vez, podrías acercarte a lo que ella lograba con toda naturalidad. La misma sensación tengo con Eloy Tizón, cuando lo lees, te das cuenta de lo encima que está de todos los demás. En este libro se incluyen los siguientes cuentos: Fotosíntesis Merecía ser domingo Ciudad dormitorio La calidad del aire Los horarios cambiados Volver a Oz Alrededor de la boda Manchas solares El cielo en casa Nautilus Como me lo prestaron no puedo volver a echarle un vistazo o incluso releerlo, aunque ganas no me faltan. La prosa de Tizón es de las mejores que he leído nunca, y sus historias me fascinan. Que en medio de un cuento se diga de pasada que una gran ciudad se ha convertido en un cráter, cuando no tiene nada que ver con la historia, me encanta. En realidad poco más quiero decir, lo que hay que hacer es correr a leerlo, cuanto antes mejor….
Editorial Anagrama, 1995. 144 páginas. Círculos obsesivos Me gusta Tizón, me gusta su prosa y su libro Velocidad de los jardines es de una extraña perfección. Pero esta Seda salvaje no me ha acabado de convencer. La prosa es impecable, y lo mejor del libro. Sólo por eso merece la pena leerlo. Pero la novela no acaba de cuajar, el obsesivo protagonista empeñado en descubrir lo que hace su novia por vía de un detective a ratos resulta increíble y el desarrollo de la historia no tiene mucho sentido. Como dice el protagonista en el libro: Llegué a casa y me encerré a solas con el informe. Volvía sobre sus frases con el ánimo de quien vuelve a un lugar incómodo pero a salvo, donde los peores augurios son confirmados. Cada palabra escondía una ocasión de peligro y eran terreno minado sus acrobacias verbales. Repasándolo mejor, llegué a pensar en nosotros como en entes de ficción producidos por un autor de segunda; pero quizá el novelista que nos ideó había muerto olvidado y quedábamos nosotros huérfanos en medio de la calle, en medio de un capítulo, personajes sin guión persiguiéndonos unos a otros por apeaderos y altares en una mala…
Editorial Anagrama, 2001. 229 páginas. Mano maestra Ya dije en la reseña de Velocidad de los jardines que la prosa de Tizón me dejó boquiabierto. No tardé en comprar este libro, nuevo -y los seguidores habituales de la bitácora saben que casi nunca compro nada nuevo. Aún así, en vez de leerlo enseguida lo fui dejando, como un caramelo que se deja para el final. El libro consta de los siguientes capítulos: Ejercicios de línea Naturaleza muerta Apuntes del natural Artes gráficas Que son historias diferentes pero relacionadas. Quizá no sea tan perfecto como Velocidad… pero tiene páginas de gran maestría. El lirismo, la juventud, la búsqueda de la vida. Las palabras. El protagonista aprende a dibujar con las famosas láminas de Emilio Freizas, lo que le lleva a una papelería con tres hermanas, y una de ellas le contará historias increíbles sobre Carlomagno. También recibirá clases de dibujo en un piso surrealista, donde deberá tomar un cafe con leche con mosca dentro. La hermana de la papelería tuvo un novio escultor perdido en París, y conoceremos por qué. Todo acabará frente a las torres de alta tensión. Novela-cuento sobre lo que más nos marca: el amor y la pérdida….
Editorial Anagrama,1992, 2004. 142 páginas. Disparo certero Cuando uno se enfrenta a un autor del que no sabe nada se arriesga a encontrarse cualquier cosa. Incluso un libro que te pega una patada a la cabeza y te deja temblando. Como éste. Segundo libro en poco tiempo de Anagrama que cojo de la biblioteca, empiezo a leerlo al ir a dormir, no lo hago hasta que lo acabo y me despierto con una sensación extraña. El otro fue -ya lo dije- éste y no se si desear o temer que se convierta en una costumbre. Los once cuentos (‘Carta a Nabokov’, ‘Los viajes de Anatalia’, ‘Los puntos cardinales’, ‘La vida intermitente’, ‘Escenas en un pic-nic’, ‘Villa Borghese’, ‘Austin’, ‘Familia, desierto, teatro, casa’, ‘En cualquier lugar del atlas’, ‘Cubriré de flores tu palidez’, ‘Velocidad de los jardines’) comparten el mismo lenguaje poético, de una calidad increíble para un -entonces- escritor nóvel. Y la obsesión con la muerte. De una manera extraña, me han dejado una sensación de déjà vu que acentúa el impacto emocional de los relatos. Una vez soñé, como en ‘los puntos cardinales’, con alguien que cepillaba los dientes a una mujer. En otro sueño viví en algún sitio…