Random House Mondadori, 2008. 480 páginas. El autor intenta explicar el descenso de las vocaciones en carreras científicas por la imagen que tiene la ciencia en los medios de comunicación. Como últimamente estoy sacando de la biblioteca libros que están por encima de mis posibilidades, antes de la lectura de éste eché un vistazo a las páginas para ver el nivel. Mi primera impresión fue que sería digerible. Mediada la lectura me di cuenta de que más que digerible era muy justito y al finalizar estaba de acuerdo con el final de esta entrada de Un nombre al azar: Su pensamiento es más simple que una pelota de playa. En esa entrada se limitan a copiar un fragmento, pero yo me voy a tomar la molestia de argumentar un poco. En los libros de ensayo, cuando encuentro una página interesante, pongo una marca. Cuantas más marcas, mejor el libro. En este caso he marcado todas las ideas insulsas, con las que no estaba de acuerdo, o directamente estúpidas. Hay muchas marcas. Empezaré por una no especialmente grave, pero que fue de las primeras que me hicieron levantar las orejas, y que además nos servirá para una discusión posterior. Critica que…