Dos amigos, que se nombran en el libro como X e Y (Equis e Igriega) aburridos de su trabajo y escritores frustrados deciden abrir en una galería de extrarradio una agencia de detectives. Tras un primer caso de seguimiento exitoso su vida se complica con el encargo peculiar de Fausto, un músico de éxito. La verdad es que mientras la estaba leyendo no me parecía gran cosa, aunque legible. Pero a la hora de ordenar un poco las ideas para escribir esto veo que no hay por donde cogerlo. La trama no tiene mucho sentido, concatenación de escenas levemente hiladas (un seguimiento, un par de romances, un músico en su torre de marfil….) junto con una pizca de juego metaliterario. Aquí la reseñan con más cariño que yo: Los incógnitos. A mí, desde luego, no me ha gustado. Flojo. Tomó el teléfono y llamó a la agencia de acompañantes, pidió que le mandaran a Zulma, como siempre. Llegó a la media hora, él la esperaba preparado. Zulma era una morocha imponente, alta, con el pelo ensortijado y abundante cayéndole sobre los hombros, profundos ojos negros, una boca de labios carnosos, espalda ancha y unas tetas enormes, caderas anchas también y…