Destino, 1995. 192 páginas. Tit. Or. Městečko, kde se zastavil čas. Trad. Monika Zgustová. Memorias de un muchacho que empieza el libro queriéndose tatuar un barco y consigue, en cambio, una sirena. Pero los protagonistas serán su padre, encargado de una fábrica de cerveza y su tío Pepín, todo un personaje que derrocha encanto con la misma facilidad con que derrocha lo que gana. La llegada de la guerra y el comunismo dará un vuelco a la situación de la familia. Una historia repleta de historias y anécdotas cotidianas de la vida en esa ciudad que parece al margen del tiempo pero que al final acaba sucumbiendo a la historia con mayúsculas. Muy divertida y tierna, el ojo del autor retrata con tono amable incluso los momentos más crueles, bajo la ocupación nazi y la posterior liberación por el ejército ruso. Los personajes son impagables, sobre todo el tío Pepín, sinvergüenza que siempre cae de pie gracias en muchas ocasiones a la mano que le tiende su hermano. A mitad de camino entre la fábula desenfadada y el retrato de una época pasada. Otra reseña: La pequeña ciudad donde el timepo se detuvo. Muy recomendable. Y mi padre, escondido detrás…