Santillana, 2005. 418 páginas. Tit. or. The rebel sell. Why the culture can’t be jammed. Trad. Gabriela Bustelo. Ensayo que, a pesar de algunas limitaciones y algunas repeticiones de la misma idea, demuestra una tesis con la que coincido plenamente: que la contracultura no sólo no combate al sistema capitalista sino que lo apoya. Llevamos más de un siglo de contracultura y el sistema sigue tan campante vendiendo pantalones rotos de marca a los jóvenes rebeldes que quieran manifestar su inconformismo. Me voy a centrar en un ejemplo que puede servir de metáfora de lo que se explica en el libro y luego lo llevaré un poco más allá. En los colegios, antiguamente, se llevaba uniforme. Para la gente de izquierdas esto representaba a la perfección la obsesión del sistema por construir una sociedad de gente conformista, uniforme, listos para obedecer y consumir. El uniforme se eliminó de todos los colegios progresistas. Pero ¡oh sorpresa! en los últimos tiempos se oyen voces desde la izquierda que hablan de volver a utilizar uniforme ¿Por qué? Porque los jóvenes de ahora compiten por llevar ropas de marca, provocan ansiedad y desigualdad en el aula y, como hemos dicho antes, potencia el sistema…