La preadolescencia en una isla canaria, donde la protagonista mantiene una relación algo tóxica con su amiga Isora, en la que se mezcla amistad, deseo y sumisión. Narrada con un lenguaje muy particular, lleno de localismos y expresiones sin pulir, tal y como hablaría alguien de su edad. Ha sido una revelación y no es de extrañar. Le veo algún pequeño fallo, como que le cuesta arrancar y la primera mitad es más floja que la segunda y el final un tanto abrupto. También que la manera de expresarse llega a cansar en algún momento. Pero también es un hallazgo que sorprende por lo diferente y lo cuidado que está. La trama, con esa protagonista que no es ninguna heroína, subyugada por su amiga más guapa y más echada p’alante, en una relación llena de oscuridades, empezando por los problemas de alimentación de la amiga que no se cuentan, se ven. Y ese deseo sexual siempre insatisfecho, y algunas escenas de una crudeza atroz. Me ha encantado. Estaba triste ese día. Siempre que Chela la ponía a régimen, Isora se ponía triste. Luego no sabía otra cosa que hablar de comida, de cosas que le gustaría comer, de cómo se…