Alfaguara, 2016. 216 páginas. Tit. Or. A confissao da leoa. Trad. Rosa Martínez-Alfaro. Otra recomendación de los meetups literarios, muy acertada. En Kulumami están sufriendo ataques de leones. Para solucionarlo contratan a un cazador forastero. Pero el problema no son sólo los animales. Una reflexión acerca de la invisibilidad de las mujeres y su papel de víctimas en determinadas sociedades. Muy bien escrito, con frases de gran efecto, y contagiado del mundo mágico de la sabana africana. Se alternan los diarios de Mariamar, hermana de la última víctima y víctima ella misma y los de Arcángel Baleiro, cazador a la búsqueda de su propia identidad. Estuve ingresada un tiempo en la enfermería sin atisbo de mejora. La medicina había desistido de mí, pero no fue por eso por lo que no me llevaron de vuelta a Kulumani. En el hospital de Palma permanecí con menos vida y menos compañía aún. Solo después entendí el aplazamiento de mi regreso. Mi abuelo Adjiru había muerto esos días. No quisieron que estuviera presente. No para ahorrarme la despedida, sino para que esa despedida me durase la vida entera. *** En el primer aniversario de la muerte del abuelo, me llevaron a visitar su…
Alfaguara, 2010. 148 páginas. Vidas paralelas de un Plutarco enloquecido; un cojo apartado despreciado por su familia y violado en un barco de marineros se convierte en un sociópata musculado y un loco que no se hace entender con excesivo priapismo viven una espiral alucinada de mala vida, sexo y vida malgastada. Me costó entrar por lo increíble de los sucesos relatados, hasta que a mitad del libro empecé a tomarlo por la vertiente humorística -hay pasajes tan desfasados que te arrancan carcajadas. Ignoro cuál es la verdadera intención del autor, pero imagino que provocar y divertir a partes iguales. Los protagonistas apenas comparten una escena. Aventuras con un ritmo desmadrado y mucho sexo. Dieron las seis y empezó la misa y el cojo no llegaba. Dieron las seis y diez, seis y cuarto, y nada, el cojo no aparecía. Dorita cerraba los ojos y rezaba para que el cojo llegara y nada malo le hubiera pasado. A las seis y veinte escuchó el estruendo de una moto invadiendo el templo y acallando la voz del cura, y supo, sin voltear a mirarlo, que era el cojo. El cojo no se apuró en apagar la moto, la hizo ronronear un…
Alfaguara, 2013. 388 páginas. Extravagante, exuberante, excesiva, exagerada, excelente… y más palabras con ‘ex’, como sexo, porque ese es el eje de la novela. En un momento dado una estudiante afirma que en la literatura española actual hay poco sexo, y parece que Vilas quiere arreglar la media. Me hizo gracia la faja, que afirma que el autor se pasa al realismo. Si el choque entre una mujer nacida para el sexo capaz de seducir a cualquiera y un moderno don Juan que se acuesta con todo lo que se encuentra es realismo me gustaría saber cómo es el día a día de quien escribió el comentario. Personalmente me ha dado la impresión de un ajuste de cuentas muy pasado de vueltas. He disfrutado cada una de las páginas. —He pedido que nos suban la comida —dijiste. Fuiste al cuarto de baño porque querías ponerte colonia, más colonia, la locura de la colonia, porque mezclaste tres marcas de colonia, Loewe, Kenzo y 212, porque crees en la alquimia de las combinaciones y tú mismo diseñas nuevos perfumes de hombre a base de mezclas fantásticas que se te ocurren en el laboratorio de tu olfato, tu gran olfato, el sentido más…
Alfaguara, 2007. 388 páginas. Tit. or. Christine Falls. Trad. Miguel Martínez-Lage Después de leer Los infinitos de John Banville decidí leer alguna de sus novelas negras escritas con pseudónimo. En la portada ya nos avisan de que Benjamin Black es Banville, aunque en Anagrama no he visto el aviso contrario. Ya se ve en qué dirección va el prestigio. Quirke es un patólogo viudo aficionado a la bebida que ve lo que no debería ver: un cadáver cuya muerte parece ser una embolia pulmonar. Convertido en detective sin quererlo averiguar la verdadera causa de la muerte ce Christine Falls le llevará a descubrir un complot en el que están implicados miembros de su familia. Se lo hago corto: no me ha gustado. Hay algún momento bueno, y no está mal escrito. Pero la portada miente: Black no es Banville, ni de lejos. La trama se me hizo aburrida y previsible, a mitad del libro ya te imaginas por donde irán los tiros y al llegar al final los secretos terribles ni son secretos ni son terribles. Se me hizo larguísimo. No sé si sus otras novelas negras son mejores pero no voy a probar, que la vida es corta. Aquí:…
Alfaguara, 2005. 302 páginas. Tenía vagas referencias del autor y quería leer algo suyo; por suerte encontré esta novela suya de saldo que ha sido toda una sorpresa. Son dos historias enfrentadas. Una, personal (y posiblemente autobiográfica) la relación del protagonista con un celoso patológico. La otra, una historia real que acabó en homicidio en la que también están involucrados los celos. Veo dos ejes claros en esta novela. La primera esa mezcla de realidad y ficción que lleva tiempo practicando Carrère (que ahora por suerte está de moda). Mientras nos cuenta el caso que ha investigado y que es el núcleo fuerte de su obra aprovecha para intercalar y contraponer su propia historia que va por cauces similares. El segundo eje es uno que he comentado varias veces con un amigo mío: no puedes tener una pareja que no esté bien, piscológicamente hablando. Ya es difícil llevar una relación adelante cuando los dos son relativamente normales (aunque todos tengamos nuestras manías). Valga como botón de muestra el caso que nos cuenta el autor. La mujer de la pareja era una celosa patológica, injustificadamente, porque su marido no le era infiel. Pues llegó a contratar a una prostituta para que…