Este libro lo compré en formato electrónico apenas salió (pueden hacerlo aquí: Agua dura) y lo leí enseguida, mucho antes de que saliera impreso en papel. Pero mi vagancia a la hora de reseñar hace que ahora que me pongo los hayan puesto ya por las nubes en un montón de sitios. Aquí va uno más.
La lista de los relatos es la siguiente:
I
Propiedad privada
El nudo de Koen
Los ojos de Sarah
II
La muerte de Edmund Blackadder
Banana Dream
Deseo de ser Dimitri
La manada
Señales de vida
Pájaros que llegan a Moscú
III
En la boca del otro
Mala hierba
Islandia
Los de la sección II son breves, bastantes de menos de una página. Algunos ya los había leído en alguna antología, pero todos seguidos quedan mejor; hay temas comunes (la familia, la soledad) y se apoyan entre sí.
¿Y qué puedo decir que no se haya dicho ya? Baste destacar que Bellver escribe muy bien, lo que en estos tiempos se agradece mucho. Que maneja igual de bien el ingenio en la distancia corta y la profundidad en la media distancia. Que algunos relatos se te quedan instalados dentro y te enfrían o calientan el alma, según el momento.
Es posible que el menos bueno (porque malo no hay ninguno) sea Los ojos de Sarah. De los breves me encantó Banana Dream y a quien le gusten los crucigramas que adivinen la razón del título. Pero para destacar, sin ninguna duda Islandia, un cuento redondo donde la historia (alguien va a buscar las cenizas de su hermano) sirve de soporte a toda la sabiduría verbal del autor.
Si lo leen ahora luego, cuando sea famoso, podrán presumir de hipsters. Otras reseñas: Agua dura:palabra y limite., Recopilación de relatos del autor en torno al agua y Sergi Bellver: ” Agua dura”.
Calificación: Muy bueno.
Extracto:
Banana Dream
La sala de los espejos del palacio Doria-Pamphili amaneció infestada de ratas. Cientos de ellas se amontonaban sobre los muebles o colgaban en racimos de las lámparas. En la cámara contigua, bajo el retrato de Inocencio X de Velázquez, los guardas encontraron un gato aterrorizado, rodeado por las ratas. Por fortuna, ni un rasguño en el cuadro. Se decidió no abrir el museo aquella mañana y el asunto no trascendió a la prensa.
Días más tarde, cuando comenzó a circular por Internet el vídeo de dos encapuchados soltando una jauría de galgos en el Prado, salió a la luz el suceso de la galería romana. Pronto, un caballo apareció en el Orsay de París, un oso fue reducido con dardos anestésicos en el Hermitage de San Petersburgo y, en Oslo, hallaron un alce bramando junto a «El grito» de Munch. Y siempre, a los pocos días, otro vídeo en la red, sin mensaje ni demandas. Simplemente, lo hacían.
La «performance» fue durante meses todo un reto para las autoridades. Nadie entendía cómo aquellos encapuchados podían burlar las medidas de seguridad de los museos más importantes del mundo para no robar jamás un cuadro. En el atrio del MoMA de Nueva York, sobre el obelisco roto, liberaron una pareja de águilas reales. Y delante de la Tate Modern de Londres, entre el puente del Milenio y el teatro de Shakespeare, dejaron varada una orca. Los activistas por los derechos animales, los medios y las redes sociales se dividieron entre quienes denunciaban o admiraban en todo aquello la acción de militantes radicales. Un reputado crítico de arte publicó un ensayo sobre el supuesto mensaje de los encapuchados, de quienes surgieron torpes imitadores con sus mascotas, que no lograron sino poner más nerviosos a los equipos de seguridad. Todo acabó, sin embargo, una madrugada en el Art Center de Des Moines, Iowa, cuando la policía sorprendió en su huída a los intrusos y, entre el revoloteo de cientos de palomas, creyó abatir a tiros a uno de ellos frente al Inocencio X de Francis Bacon. De milagro, ni un excremento de paloma en el cuadro, desde el que el rostro desencajado del Papa parecía gritarle también, como el agente que acababa de dispararle, al chimpancé adulto que se desangraba en el suelo, todavía con una cámara de vídeo entre las manos.
11 comentarios
Ya son dos los relatos de Sergi que he leído. Cometí el error de comprar «Los ojos de Sarah» y ahora este «Banana Dream». El primero me pareció malo, pero éste es peor. Qué palabras más torpes y qué nada más absoluta. Ni gracia, oiga.
Me estaba preguntando cuanto tardaría en aparecer por aquí un troll para criticar el libro. Felicidades, ha sido usted muy rápido. Pero mírese lo de la envida, que puede ser grave.
Hola Palimp
No es cuestión de envidia. Sólo tienes que leer la última frase del relato: «De milagro, ni un excremento de paloma en el cuadro, desde el que el rostro desencajado del Papa parecía gritarle también, como el agente que acababa de dispararle, al chimpancé adulto que se desangraba en el suelo, todavía con una cámara de vídeo entre las manos».
Si fuera sólo por el último párrafo todavía le cabría un pase. Es malo (muy malo) de principio a fin
Es malo de cojones. Pero malo malo.
Ja, ja me encanta este Troll o Troles que lograrán hacer de Bellver un personaje literario. Es buenísimo que haya estos tipos arreciando. Me pregunto si será el propio Bellver. Es en sí un relato de acoso persistente y obsesivo de lo más interesante.
Yo por otro lado llevo leídos. Mala hierba, e Islandia y , queridos Trols, siento decirlos que son my buenos. Por eso me ha provocado unas risas tsutsuianas ver estos comentarios de troles hsitéricos y corroídos.
Pues parece ser que las encuestas dicen otra cosa distinta, trolls, y el tal Bellver no debe de ser tan, tan malo. Copio de su web, en http://www.sergibellver.com/p/agua-dura.html:
«El libro de Sergi Bellver contiene relatos verdaderamente inolvidables que, recién nacidos, emiten ya un aroma a clásicos.»
Carlos Castán, Heraldo de Aragón
«Un escritor dotado de una voz propia y en quien vale la pena depositar grandes esperanzas de futuro.»
Recaredo Veredas, Qué Leer
«Este conjunto de relatos se lee con el corazón encogido. Sergi Bellver maneja un lenguaje en el que se mezcla lo duro con lo poético.»
Antonio Martínez Asensio, Antena 3
«La fuerza de un escritor y el deseo casi primario por contar historias se destilan en este fascinante primer libro de relatos de Sergi Bellver.»
Ramón Rozas, Diario de Pontevedra
«Uno de los mejores libros de relatos publicados últimamente en España.»
Luis Algorri, Tiempo
«Sergi Bellver se presenta solvente, poético, con una voz que promete curtirse propia y convertirse en sorprendente.»
Guillermo Busutil, La Opinión de Málaga
«Bellver nos atrapa con un nuevo concepto de lirismo, la reivindicación de su yo poético.»
Sonia Aldama, Ámbito Cultural
«Hay honestidad (y pasión) en la primera colección de relatos de este escritor.»
Milo Krmpotic’, Blisstopic
«Sorprende que una primera obra sea tan ambiciosa y empiece a tocar el tema de las emociones tan a hueso.»
Pilar Vera, Diario de Sevilla
«Si Agua dura es un libro extraordinario se debe a un sutil y asombroso acercamiento a ese universo raro y esencial, cercano y al mismo tiempo remoto, llamado familia.»
David Barreiro, 360 grados Press
«La precisión del lenguaje, en la frontera entre lo moderno y lo preciosista, corresponde a un autor muy exigente.»
Jacinta Cremades, El Cultural
«La prosa de Bellver se mueve entre la claridad eficiente y el brillo verbal, en un equilibrio feliz que apuesta por la complejidad.»
Román Piña, La bolsa de pipas
«Historias impregnadas de una profunda voz poética y que mejoran con una segunda relectura.»
David Ventura, Nou Diari
«Bellver consigue, sobre la narrativa breve, género al que pertenece el libro, crear poesía.»
Antonio Rivero Taravillo, Fuego con nieve
Demoscopia, hace bien en traer a colación las estadísticas. Pero no tanto las que reproduce usted (al fin y al cabo uno puede tener una opinión en contra de la mayoría), sino la de que las únicas veces que alguien entra a criticar un libro parece ser contra personas muy concretas:
El éxito ajeno
Esa es mi respuesta a los comentaristas de arriba.
Vuelvo porque otra crítica – despiadada- del libro me ha recordado ésta. Y porque quiero aclarar algo: no es envidia ni hay nada personal. He criticado sus relatos, las palabras con las que han sido escritos. Pero parece que en este país no se puede criticar a nadie sin que sea un ataque personal. No tengo el gusto de conocer a Sergi. Lo poco que sé de él es lo que deja escapar en sus redes sociales y no me cae mal, pero sus textos no merecen las alabanzas que leo sobre él. Eso es todo.
Igual hasta dice la verdad, pero en el anterior enlace explico por qué no me lo creo.
Quisiera contactar con el autor de este blog acerca de su trabajo en la escuela Thau. Soy periodista.