Ediciones Destino, 1965, Ediciones Orbis, 1983.
tit. Or. Herzog. 400 páginas.
Pirotecnia intelectual
Una de las ventajas de ser un ignorante es el placer de descubrir como nuevos a autores que son ya unos clásicos de la literatura universal. Es el caso de Saul Below, conocido no sólo por tener el premio Nobel (ya que hoy en día se lo dan a cualquiera) sino también por su calidad literaria.
Es justo que el libro tenga como título el nombre del protagonista, Moses Herzog, un profesor cincuentón alrededor del cual gira la historia. Todavía traumatizado por su segundo divorcio, se dedica a escribir cartas mentales a todo bicho viviente, desde su psiquiatra a Eisenhower, mientras intenta ¡a su edad! averiguar que es lo que quiere hacer con su vida. De él se cuidan entre otros, Ramona, una mujer hermosa y sensual que procurará hacerlo descender a la tierra. Dos viajes, una escena patética en la comisaria y la ayuda desinteresada de su hermano conseguirán centrar un poco a esta cabeza loca.
Esta corta historia sirve como eje vertebrador para toda una parafernalia de recuerdos, cartas, citas, pensamientos que se suceden sin descanso desde las primeras páginas del libro. Una lectura que te engancha y a la que hay que prestar un especial cuidado porque en cada párrafo se esconde una historia o un sentimiento interesante. Muchas cosas tiene que contar Saul Below, y nos las cuenta todas, una tras otra, con una fluidez envidiable.
La bondad del personaje principal y de muchos de sus protagonistas, y el final esperanzado y alegre dejan un buen sabor de boca tras la lectura del libro, y la extraña sensación de que Herzog no es un personaje de libro, sino un viejo amigo al que acabamos de reencontrar. La densidad de contenidos la aligera la escasez de experimentos estilísticos. Una lectura estimulante.
(Un día, un libro 62/365)
Escuchando: El Ángel inseminador, Chucho
2 comentarios
Un libro excepcional.
Sin duda alguna.