Un poco tarde les dejo con el audiovisual del domingo, en esta ocasión una entrevista al escritor Salvador Espriu.
Un invitado difícil por su parsimonia al hablar, motivada, quizás, por un problema que comenta el escritor en la entrevista, y que a veces le deja sin la posibilidad de decir una palabra. Su seriedad no es por falta de confianza, ya que parece que entrevistador y entrevistado son amigos. Hoy en día es impensable ver una entrevista con tan poco ritmo en televisión. En parte porque ya no se entrevista a escritores, y en parte porque hoy en día cualquiera tiene ritmo televisivo.
Como postdata a la entrevista resaltar el momento en el que ante la inminente llegada de la democracia habla de generosidad. Supongo que se hubiera llevado las manos a la cabeza si hubiera leído el Manifiesto por una lengua común. Respuestas a tan delirante documento son La lengua obligatoria o Las incongruencias del nacionalismo lingüístico español en el manifiesto por la lengua común.
Mal se defienden Savater y Félix de Azúa, ya que básicamente se quejan de las formas de los que les atacan.
Los escritores catalanes, gallegos y vascos han criticado el manifiesto.
Este tema da para mucho y no es éste el momento y el lugar. Sólo diré lo que digo siempre. Llevo más de diez años viviendo en Barcelona y todos los días, desde que me levanto hasta que me acuesto, vivo mi vida completamente en castellano. Todos los catalanoparlantes con los que me cruzo, mis amigos, mis jefes y mis alumnos dejan de lado su lengua materna para hablar conmigo. Pese a que yo muchas veces les pido que me hablen en catalán.
Es una pena que, en vez de promover la diversidad lingüística de España y enseñar gallego, euskera y catalán en los institutos de todo el país se siga utilizando como arma arrojadiza. Todo un error que seguirán pagando nuestros hijos.
4 comentarios
Coincido plenamente con tu opinión.
Los catalanohablantes generalmente cambiamos al castellano cuando nuestro interlocutor se nos dirige en este idioma. ¿Complejo? ¿Educación? ¿Inercia?
La verdad es que en Cataluña conviven perfectamente las dos lenguas y que el castellano no está precisamente en peligro. Por mi parte, estoy orgulloso de haber nacido en una comunidad-país-nación-autonomía-estado (¡qué importa!)donde aprendí dos verdaderos tesoros: el castellano y el catalán.
Por cierto, puedo afirmar que hablas muy correctamente el catalán.
Gracias por la parte que me toca, aunque exageras 🙂
Yo también estoy contento. Puedo disfrutar de Monzó, Pla o Espriu en su lengua original. Me animaría con el gallego también. El euskera fue un hueso duro de roer para mí; hay que invertir demasiado esfuerzo para tener una competencia escasa. Si me hubiera quedado a vivir en Euskadi lo hubiera hecho, pero una vez marché sólo me quedan cuatro recuerdos.
Sí, la verdad es que estos manifiestos -hace unos años fue el foro Babel- no hacen más que liar la troca. Hoy en día los que vivimos en Catalunya, y en especial en Barcelona, vemos que es más fácil vivir en castellano que en catalán. La inmersión lingüística lleva ya unos cuantos años implantada y funciona bastante bien. Al final del periodo educativo de primaria el niño acaba conociendo tanto el catalán como el castellano. Y los ciudadanos vivimos en total convivencia.
No estoy de acuerdo con las medidas de ambos lados que pretenden imponer una lengua sobre la otra, sin que prevalezca la convivencia.
En mi Universidad habían profesores que hablaban en catalán, y otros en castellano. Era normal que si hablaban en catalán, preguntasen al principio de curso si alguno de los presentes tenía problemas para entender el catalán (alumnos extranjeros o que llevasen poco tiempo en Catalunya) y si eso sucedía, era normal que el profesor cambiara el idioma al castellano. Siempre me gusto esa deferencia de los profesores que lo que íntentaba es que prevaleciera la comunicación sin que la lengua se utilizase como tu bien dices, como un arma arrojadiza.
El caso es que Barcelona es un modelo de convivencia y sería una pena que unos u otros estropearan el asunto.