Editorial Nivola, 1999. Colección La matemática en sus personajes. 132 páginas.
Siempre me ha gustado la historia de las matemáticas, en parte porque siempre me ha interesado chafardear sobre la vida de los científicos, y en parte porque me gusta saber como fueron apareciendo los diferentes conceptos matemáticos. Reconozco no tener muchos conocimientos matemáticos (me costó dios y ayuda -del Piskunov- aprobar Análisis Matemático II, con esas ecuaciones diferenciales con las que todavía tengo pesadillas), pero eso no quita para que pueda disfrutar con un buen libro de matemáticas recreativas, o deleitarme con jugosas anécdotas de matemáticos.
Y, de entre todos los matemáticos clásicos, siempre me ha fascinado la figura de Arquimedes. Algo de especial debía de tener cuando nos han quedado, en primer lugar, tantos trabajos suyos de primer orden, y, en segundo lugar, tantas ‘anécdotas’ probablemente apócrifas, pero no por ello menos fascinantes. Desde el famoso ‘principio de Arquimedes’, que le hizo salir de unos baños públicos desnudo pronunciando la famosa palabra ‘Eureka’, hasta su presumible muerte a manos de un soldado romano al que le increpó diciendo ‘No pises mis círculos’, pasando por frases tan gloriosas como ‘Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo’.
El protagonista de todas estas historias tuvo tiempo también de inventar el tornillo de Arquímedes, utilizado para elevar agua, obtener la mejor aproximación de PI hasta entonces, cuadrar la parábola, ser el precursor del cálculo integral, y mantener a raya a la flota romana con diferentes aparatos mecánicos y unos espejos capaces de incendiar los barcos a distancia. Aún quitando lo que pueda ser debido a la leyenda, nos encontramos ante todo un personaje.
Un personaje ideal para comenzar una colección, ‘La matemática en sus personajes’, que recomiendo desde ya y, pese a ser algo antigua, seguro que todavía puede encontrarse. Tras un prólogo que justifica la utilidad de enseñar la historia de las matemáticas, y una introducción al entorno cultural de la época, el libro se mete directamente en harina. Tras una breve biografía del personaje, se hace un repaso de sus descubrimientos más importantes, sin ser excesivamente arduos, pero mostrando las demostraciones de sus teoremas más importantes: la cuadratura de la parábola, el equilibrio de los planos, el método, la esfera y el cilindro, las espirales, conoides y esferoides, cuerpos flotantes, la medida del círculo, el arenario y los espejos ardientes.
Ideal para profesores que quieran motivar a sus alumnos, para amantes de la historia de las matemáticas, y para todo aquél que quiera comprobar que las matemáticas pueden ser amenas, y la vida de los que dedicaron su vida a ellas, muy interesante.
(Un día, un libro 90/365)
Escuchando: ‘Canadá, Canadá’, Javier Krahe
3 comentarios
A mi con las matemáticas me pasa lo mismo que con todo. Me encanta saberlas pero odio aprenderlas.
La cruz del vago, supongo.
A ver si inventan ya algo como en Matrix o como los microsoft de Gibson.
Pues menos vagancia que hay un Maligno buscándote… llámame y hablamos.
Cuchitril Literario » Blas Torrecillas Jover. Fermat, el mago de los números.