No pongo la habitual lista porque al tratarse de microrrelatos hay demasiados como para nombrarlos a todos.
Historias solventes, correctamente escritas, con los habituales giros del género pero, por desgracia, también con algunos tics del mismo. Hay algunos muy buenos (dejo muestra) y otros bastante olvidables.
En conjunto, bien. Aquí hay dos reseñas excesivamente elogiosas: Partículas en suspensión y Partículas en suspensión.
Recomendable.
Ganar el cielo
«Dios olvidó cerrar la puerta de atrás del infierno», sentenciaba mi madre; y añadía que entre nosotros vivían las criaturas malignas que habían escapado. Se colocaba las gafas sobre la punta de la nariz, esparcía las lentejas en el hule de la mesa y mientras separábamos las que tenían bicho de las sanas, me hablaba de las avispas, a las que quemaba vivas con trapos empapados en alcohol, de las ratas a las que exterminaba con veneno. Terminaba con mi padre. Decía que se vio obligada a internarlo en un sanatorio. Levantaba los ojos a las moscas agonizantes, con las patas pegadas a los tirabuzones de miel que colgaban del techo, y suspiraba. «Tengo medio cielo ganado con él». Medio cielo era poco. Por eso, cuando la embolia la incapacitó, volví a traer a casa a mi padre.
Accidente casero
Ahora, todos los días lo saco al sol de la terraza en su silla de ruedas, me siento frente a él, con el plato sobre el regazo, y le doy cucharadas de sopa mientras le digo: «Una para ti, otra para la puta con la que pensabas marcharte».
No hay comentarios