Por motivos de trabajo estuve un par de días en Milán y tuve la suerte de poder hacer turismo unas horitas. No tenía cámara de fotos, pero los móviles de ahora te sacan de un apuro.
En la Galería Vittorio Emmanuelle, entre tanta tienda de ropa, se esconde una librería especializada en arte que tiene ofertas a partir de un euro:
(La estatua que se ve al fondo es la de Leonardo Da Vinci, y enfrente está La Scala, aunque por fuera es un poco decepcionante.
Caminando por la ciudad me encontré estos dos quioscos llenos de libros:
Parecidos a los que hay detrás de la universidad de Barcelona, pero en funcionamiento y sin revistas porno. Pueden hacer la comparación visitando este enlace: Pavellons Antoni Palau.
Más fotos en el álbum de flickr: Milán, aunque seguro que hay por ahí mejores fotos que las mías. Lo bueno de internet es que se puede ser pesado con las fotos de las vacaciones sin serlo. Si no quieres verlas, basta con no pinchar.
4 comentarios
Bonito trabajo de campo. La próxima vez puedes intentar trabajar en las playas de Cancún que también molan ;D.
Los puestos de libros de la calle Diputación creo que ya están en proceso de desaparición. Siempre que pasaba por allí, intentaba comprar algún libro (no especialmente para adultos) porque veía que no tenían demasiadas ventas, y me parecía que era ayudarles un poquito a la subsistencia. Pero el ayuntamiento no está por la labor, y creo que planea erradicarlos de allí. La última vez que pasé por allí, apenas quedaban un par de puestos en funcionamiento.
Personalmente, aunque quizás sea ley de vida y siguiendo algún tipo de directrices urbanísticas, me da una cierta tristeza que se cierre cualquier tipo de librería.
Donde paso mejores momentos es en las librerías de viejo, el día que desaparezcan no se lo que haré……
Si me pagas el viaje 🙂
A mí también me da tristeza, pero cuando un puesto ya no cumple su función, no tiene sentido su existencia. Supongo que antes tenían un público con los estudiantes, que ahora deben comprar menos.
Toronaga, no creo que desaparezcan nunca.
LIBRERIA DE VIEJO
“Se vuelve lo más deseado, el hallazgo . . . inesperado.”
Librería de viejo,
la de aroma añejo,
librería de usado,
del tiempo pasado.
Frecuentes visitas,
todas exquisitas,
lugar fascinante,
misterio constante.
Pisar laberinto
del saber, . . . recinto,
encapsulamiento
del conocimiento.
Como en docta gruta,
emprender la ruta,
seguir el camino
de nuestro destino.
Andar callejones,
recorrer secciones,
vagar por pasillos,
estrechos corrillos.
Vivencia, existir,
mundano sentir,
vitrinas, estantes,
sorpresas bastantes.
Mirar ejemplares,
goces oculares,
bellos empastados,
folletos gastados.
Observar impresos,
volúmenes viejos,
textos incunables,
todos invaluables.
Colecciones serias,
las enciclopedias,
ex libris, cultura,
el arte es ventura.
Curioseando vibro,
¡bendito es el libro!,
en manos delicia,
táctil la caricia.
Hojeando las obras,
la vida recobras,
nostalgia, emoción,
late el corazón.
Clásico adorado,
descatalogado,
revistas añosas,
esperan ansiosas.
¿Estudiar tú gustas
las biblias vetustas?,
esas más antiguas,
hoy, están exiguas.
Leyendo, no pecas,
joyas, bibliotecas,
de papel alhajas.
tu ser agasajas.
Precio, poco importa,
su edición te aporta,
sapiencia, instrucción,
sabia educación.
Librero anticuario,
arca, relicario,
que asilas los saldos,
opacados, gualdos.
Bodegas, tapanco,
Cliente digno, franco,
de segunda mano,
Mercader, hermano.
Repudio a lo injusto,
el trato más justo.
alma reconcilia,
tomos, bibliofilia.
Preservar el rito,
lo demás . . . es mito,
¡hábito, fiel tradición,
el hallazgo de ocasión!
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
México, D. F., a 14 de marzo del 2006
Dedicado al Sr. Fermín López Casillas
Reg. SEP Indautor No. 03-2007-082112003600-14