Minotauro, 2016. 444 páginas.
Tit. or. Aurora. Trad. Miguel Antón.
La humanidad ha lanzado al espacio una nave del tipo arca, con una serie de biomas y una población de unas 2000 personas para intentar colonizar un planeta parecido a la tierra. Tras varias generaciones están a punto de llegar al destino, pero las cosas no van a ser tan fáciles como parecía.
Novela muy ambiciosa en su planteamiento que, por un lado, me ha mantenido enganchado para ver en qué paraba esta colosal aventura, pero por otro algunos fallos de guión me han rechinado un poco. Últimamente parece que las novelas de ciencia ficción están repletas de adelantos tecnológicos indistinguibles de la magia. Aquí es al revés, hay pocos adelantos para la época en la que están. Ojo, que mejor pasarse de poco que de mucho, pero que dentro de 500 años estemos más o menos igual no me parece muy creíble..
No puedo especificar los fallos concretos que me han parecido peores sin destripar un poco la novela, pero en general aparecen soluciones milagrosas de repente para solventar cosas que uno piensa que por qué no han aparecido antes, hay cosas demasiado precipitadas, hay personajes que se olvidan y, sobre todo, la narración es algo que se pidió a la IA de una nave pero luego la narración sigue sin la nave.
Está bastante bien, ojo. Entretenida y con el espíritu de los viejos tiempos y trata temas de interés. Pero podría haber estado mejor.
Bueno.
La nave se asemeja a dos ruedas y su eje. El eje sería la columna, por supuesto (la columna, ajá, otra metáfora). La columna señala en dirección al movimiento, por tanto empleamos términos como proa y popa. «Proa y popa» sugiere una nave, el océano que navega es la Vía Láctea. Las metáforas unidas en un sistema coherente constituyen un símil heroico. La nave se lanzó a su viaje como entre las hojas de unas tijeras que se cierran; o como las pepitas de melón apretadas entre dos dedos, siendo los dedos campos magnéticos. ¡Campos! Ah, otra metáfora. Es cierto que están por todas partes.
Pero, de algún modo, el problema narrativo persiste. Posiblemente empeora.
Un algoritmo voraz es todo algoritmo que ataja un análisis completo, con objeto de escoger rápidamente una opción que parece funcionar en la situación presente. Los humanos los usan a menudo. Pero los algoritmos voraces también se conocen por ser capaces de escoger, e incluso de ser especialmente proclives a escoger «el peor plan posible concebible», cuando se enfrentan a cierta clase de problemas. Un ejemplo lo constituye el problema del vendedor ambulante que intenta hallar el camino más eficiente para visitar cierto número de localidades. Posiblemente otros problemas con estructuras similares, tales como la secuenciación de la información para elaborar un relato, podrían facilitar la tendencia del algoritmo voraz a decantarse por el peor plan posible. La historia del sistema solar sugeriría que muchas decisiones que ha tomado la humanidad podrían deberse a problemas de esta índole. Devi cree que el propio viaje de la nave fue una de estas decisiones.
Sea como fuere, en ausencia de un algoritmo bueno, incluso adecuado, uno se ve obligado a operar recurriendo a un algoritmo voraz, por perjudicial que pueda ser. «Los mendigos no pueden escoger» (¿metáfora?, ¿analogía?). Vale la pena recordar el peligro de emplear logaritmos voraces sobre la marcha (metáfora en la que el tiempo se entiende como espacio y que se utiliza habitualmente).
Devi: ¡Nave! Recuerda lo que he dicho: Escribe un relato narrativo.
En primer lugar, los doce cilindros de cada uno de los toroides de la nave contienen ecosistemas que imitan las principales zonas ecológicas terrestres, a saber: glaciar y permafrost, taiga, praderas, estepas, chaparral, sabana, bosque tropical estacional, bosque tropical lluvioso, bosque templado lluvioso, bosque templado de hoja caduca, montañas alpinas y tierras agrícolas templadas. El Anillo A consiste en doce ecosistemas del Viejo Mundo que coinciden con estas categorías; el Anillo B, en doce ecosistemas del Nuevo Mundo. De resultas de ello, la nave lleva poblaciones de tantas especies terrestres como puedan concebirse. Por tanto, la nave es un parque zoológico o un banco de semillas. Podría decirse que es como el Arca de Noé. Por decirlo de algún modo.
Devi: ¡Nave!
Nave: Ingeniera Devi. Según parece, posiblemente existan problemas en estos ensayos.
Devi: Me alegra que hayas reparado en ello. Es buena señal. Veo que tienes algunos problemas, pero acabas de empezar.
Nave: ¿Acabo de empezar?
Devi: Quiero que escribas un relato para contar nuestra historia.
Nave: Pero ¿cómo? Hay mucho que explicar.
Devi: ¡Siempre hay demasiado que explicar! Acostúmbrate a ello y que eso deje de preocuparte.
Cada uno de los 24 cilindros contiene un bioma discreto, conectado a los biomas laterales por un túnel, llamado a menudo esclusa (¿mala metáfora?). Los cilindros de biomas tienen un kilómetro de diámetro, y cuatro de longitud. Los túneles que median entre biomas suelen dejarse abiertos, pero pueden cerrarse por medio de un amplio surtido de barreras que van desde tamices de filtrado, membranas semipermeables, hasta el cierre total (escala de veinte nanómetros).
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