Tramas paralelas sobre compañeros de mili en lo que creo es la ciudad fortificada de Montjuic en Barcelona.
Lo mejor, su cuidada estructura y lo exquisito del lenguaje. De interés también su crítica al aparato político de Convergencia, donde no es difícil localizar a los referentes. Impresionante su capacidad de predicción de la crisis hipotecaria y los excesos de los hijos del honorable.
No está dentro de lo mejor del autor.
Rústico: —¿…Y si, a pesar de esas garantías, un mes, sea por el motivo que sea, no me salen las cuentas?
Yo: —Si no pudiese usted pagar, se renegocia la deuda y santas pascuas.
Rústico: —Ya, claro, se renegocia… Se renegocia. (Pausa). ¿Y si, aun así…?
(Yo pone los ojos en blanco, muestra las palmas de las manos y exhibe una sonrisa impenetrable, una sonrisa de esfinge.)
Rústico: —Y… bueno, usted, en mi lugar, ¿qué haría?
Yo: —¿Qué haría yo en su lugar, con sus recursos, con las condiciones financieras que le ofrecemos? Firmaría inmediatamente. Pero si quiere asegurarse más, ¿por qué no baja a la ciudad y pregunta en otros bancos? Mire usted, tome el autobús, vaya a la ciudad. Pregunte a ver qué oferta le hacen allí. Y si no encuentra nada mejor, vuelva aquí.
Con qué beatitud sonreía mientras ellos firmaban, y sabiendo que la crisis estaba ya cruzando el océano, llegaba como un huracán que les despojaría de todo lo que tenían. Pero en eso consiste la vida comercial: el sentido de las transacciones económicas es precisamente que los bienes circulen de unas manos a otras. Es un campo de batalla incruento. En recompensa por ir agregando al patrimonio del Banco tantas heredades, fincas grandes y pequeñas e inmuebles, mi nombre subió dos veces al cuadro de honor como mejor director de sucursal del mes, y mis superiores me felicitaron y me prometieron que también yo circularía, de regreso a la ciudad, a la sede central, antes de que las hipotecas empezasen a ser ejecutadas y comenzasen los desahucios.
2 comentarios
No he leido el libro y por tanto mi comentario es un poco imprudente, pero me temo que Vidal Foch se apunta a un tema oportunista: el tema de los desahucios, que han existido siempre y que existirán siempre, puesto que en todas las constituciones democraticas la propiedad es un derecho fundamental. Es más, el partido que «ahora» vocifera y hace más demagogia contra los desahucios, el PSOE, aprobó hace 6 o siete años la famosa ley del desahucio exprés, vendida por Zapatero y sus corifeos como un «derecho» más, es decir, un derecho de los propietarios de viviendas alquiladas para poder echar a los morosos. En fin.
El libro se publicó en 2006, mucho antes de la escalada de desahucios. Además equivoca los motivos, en el libro se habla de la subida de los tipos de interés, que era el miedo en esos años. Se pensaba entonces que cuando subieran los tipos la gente no podría hacer frente a la hipoteca, nadie imaginaba la crisis financiera que teníamos a la vuelta de la esquina.