Antología de poemas de Nordbrandt, con un prólogo que los sitúa en sus coordenadas estéticas, cotidianeidad, un talento que no atropella, complicidad y dulzura incluso cuando el poema es amargo.
Personalmente los poemas han ido de más a menos. En los primeros algunos me han tocado alguna fibra, pero en los últimos otros me han parecido francamente malos. Pero bueno, de mi gusto no se fien, dejo muestras, como siempre.
En cualquier caso ha sido interesante la lectura.
Se deja leer.
Hablo de ti
Hablo de ti
y me es difícil hacerlo.
Así es que hablo de que hablo de ti
cuando hablo del otoño, de telarañas tan delicadas
como perdidas en los surcos por novias olvidadizas
de las pesadas gotas del rocío bajo el tardío sol vespertino
y más tarde de las largas sombras sobre la explanada
de la tormenta que sacude las copas de los tilos
ya antes de que yo empiece a hablar de las estrellas
y del resplandor de las estrellas en los cristales rajados de la casa
que tintinean cuando ataca la helada de la noche
y todos los sonidos devienen penetrantes, cuando hablo
de todo esto, de todo esto que habla de ti
y de lo que es tan difícil hablar.
Así hablo de ti.
En los sótanos hay niños sumergidos en barro hasta el cuello
como alimento para un eclipse de sol.
Estoy colgado en la torre, en el lugar de la campana
y tengo que imitar su sonido cada hora
si quiero tener alguna esperanza de sobrevivir.
Tal vez me construya un arca
exclusivamente para plantas, un invernadero flotante
y navegue hasta el Ararat a través de la creciente oscuridad
que pronto será tan densa que podrá sostener un barco de piedra.
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