Poemas alrededor del hecho poético en sí mismo, lo social dentro de los poemas, lo intelectual contra la calle. Aunque entiendo todas las reflexiones que se lanzan en prólogo, epílogo y muchos de los poemas siempre me sobra un poco esta plasmación de los problemas internos de los autores. ¿Debo hacer o no un poema social? ¿De qué manera? Si lo hago mal y si no lo hago peor…
Pero reconozco que no sólo da en el clavo muchas veces, sino que hay unos cuantos poemas que me han emocionado. Y no sólo a mí: mi hija leyó el poema de la contraportada (que reproduzco al final) y le gustó mucho. Así que lo recomiendo.
Bueno.
Cuidado hay poetas
que escriben contra la represión
Contra el hambre
contra el neoliberalismo
Y después vuelven a casa
Hay otros que escriben
sobre los pájaros y el amor
Sin embargo
se lanzan a las calles
No vayamos a confundirnos
El lenguaje cotidiano
será la salvación o la condena
La forma será el debate
Unos dirán
que hay que hablar claro
Porque al poder le interesa la oscuridad
Otros dirán
que hay que oscurecer el verso
Porque al poder le seduce la claridad
I
Es necesario contar aquí
una realidad bien triste
A los poetas sólo los leen
otros poetas
Otros poetas amigos
Otros poetas frustrados
Otros poetas que todavía
no saben que son poetas
Y aunque ésta pretendía ser
una reflexión triste
La verdad es que viéndolo así
resulta desternillante
II
Lo verdaderamente cómico
es la razón de todo ello:
Los poetas sólo escriben
para otros poetas
Para otros poetas tímidos
para otros poetas inocentes
Para otros poetas
que leen poesía
para inspirar su poesía
Y aunque esto puede producir risa
Lo cierto es
que pensándolo bien
resulta profundamente patético
I
No te preocupes, por favor
mi querida abuela:
Deleuze solo era
un señor muy sofisticado
Sofisticado es decir
difícil de comprender
Pero tú
sime comprendes ¿verdad?
cuando digo que tu sabiduría
me transformó para siempre
Y que las cosas
que escribía Deleuze
me dieron como mucho
algún que otro momento de risa
Me comprendes ¿verdad?
cuando afirmo sin titubeos
que me conmueven
tus siglos de lucha silenciosa
De grietas en tus manos
de callos en tus arterias
Y que las cosas de Deleuze
no me conmueven demasiado
II
No vaya a ser que la muerte
me encuentre escribiendo tonterías
No quiero ser presa
del cabezón de turno
Arrojado al nudo
de mi propia garganta
mientras leo a Derrida
III
Los discípulos de Heidegger
no saben bailar
Ellos los arriñonados eruditos
monigotes de cartón piedra
No están en condiciones
de dar lecciones a nadie
IV
Mientras departimos
sobre el cambio social
No les creas cuando te digan
que tu nieto es un anti-intelectual
Diles que aboga
por el amor revolucionario
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