Ediciones B, 1991. 471 páginas.
Tit. or. Tides of light. Trad. Márgara Auerbach.
Este fue el libro que leí en primer lugar y por el que decidí volver a leer toda la serie desde el principio.
Abanderados por Killeen la familia Bishop ha huido del planeta Nieveclara en el Argos, una nave espacial que parece dirigirse hacía el centro galáctico. En el camino se encontrarán con las miriapodia, una raza extraterrestre ciborg poseedora de una cuerda cósmica con la que seccionan planetas. Las dos especies deberán aliarse si quieren tener esperanzas en su lucha contra las inteligencias mecánicas.
Aunque siga siendo tan flojo como toda la serie a aprtir del segundo volumen, debo reconocerle dos cosas. La primera es que muchas de las ideas que están de trasfondo de la historia son impresionantes. Los humanos han perdido sus habilidades tecnológicas por la ‘Agachada’ un intento de escapar a la dominación mec mediante la modificación genética y el abandono de los candeleros, estaciones espaciales demasiado visibles. Las propias miriapodias fueron modificadas por una especie que mezcló su ADN con el suyo para darles las capacidades suficientes para enfrentarse a los mecánicos. La estrategias que operan en intervalos de milenios me maravillan.
La segunda es que cuando me lo leí, estresado como estaba, me vino de perlas para desconectar. En ese momento no me pareció nada mal que fuera flojo, sino que lo agradecí mucho. Quizá todo sea cuestión de exigencia.
(Un día, un libro 336/365)
Escuchando: Como los días corrientes. Refree.
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