Impedimenta, 2013. 112 páginas.
Tit. Or. Down with Skool! Trad. Jon Bilbao.
Si un libro de hace sesenta años sobre el colegio es capaz todavía de arrancarnos alguna carcajada, es que estamos ante un clásico. No todos los apartados han envejecido igual, pero se sigue disfrutando porque, por lo que parece, profesores y alumnos siguen manteniendo estereotipos a través de las décadas.
Las ilustraciones de Ronald Searle, de lo mejor del libro. La traducción muy buena también, sólo le he encontrado un pequeño pero en el chiste del profesor de latín, pero por lo demás, excelente.
Muy gracioso.
Proposición: A los Profesores les Gusta Fardar.
Demostración: Los chicos listos usan el ALAGO con los profesores desde tienpos inmemoriales. Cuando un profesor estrena zapatos nuevos, cosa que no es muy frecuente, el covista de molesworth-2 suele decir: «Como brillan señor parece que van a salir caminando solos».
Mi método es decir: «Oh señor vaya señor por favor señor que corbata tan bonita señor». Entonces el profesor dice: «¿Te lo parece, molesworth?». De esta forma puedes por ejenplo librarte de un castigo y salir a jugar al fútbol. ¡ES UN TRUCO GENIAL!
Tanbién es útil hacer que los profesores hablen de lo que hicieron en la guerra.
Todos fueron héroes supervalientes y es increíble que no tengan varias medallas cada uno por atrapar ellos solos a hitler o por tomar
un puente ellos solitos. Si hubieran hecho todo lo que dicen que lucieron tendríamos que haber ganado en 1940 por lo menos.
Cuando estás analizando sintáticamente una frase o dibujando de memoria el mapa de españa levantas la mano y preguntas:
—¿Usted tenía una ametralladora en la guerra señor?
—Siga con el mapa, molesworth.
—Sí ahora mismo ¿pero la tuvo señor?
—De hecho, sí, molesworth.
—¿De verdad señor? ¿De verdad? ¿Y se cepilló muchos boches con ella señor?
—El mapa, muchacho…
—¿Se cepilló muchos señor?
—Aunque no tiene nada que ver con la lección, creo que en total abatí a unos nueve mil. En cierta ocasión, de una sola ráfaga logré que…
A continuación el profesor sigue largando durante veinte minutos contándonos como ganó la guerra él solo, igual que hace mi padre, aunque él estubo en una porquería de brigada de defensa antiaérea cerca de chislehurt donde mandaban a todos los inútiles. Mamá dice que nunca acertaría a un avión alemán ni aunque se lo pusieran a un metro.
A veces algún inbécil del culo estropea la historia del profesor, como gillibrand, que tiene un padre que es el jeneral en jefe sir gustave godolfin gillibrand y pregunta al profesor cosas como: «Cuando ordenó usted atacar a sus hombres bajo el fragor del fuego enemigo, señor, ¿no se podría considerar un error táctico dado que el fuego cruzado de las patrullas alemanas segunda y tercera no les dejaba ninguna desenfilada por la que avanzar?».
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