Gabriela Ponce. Flotar pude.

septiembre 23, 2025

Gabriela Ponce, Flotar pude
Candaya, 2024. 140 páginas.

En esta colección de relatos la autora confirma lo que dije en Sanguínea, que es capaz de escribir cosas crudísimas con una prosa excelente. Textos que no nos dejan indiferentes, escritos desde las tripas, que nos pegan una bofetada en la cara.

Me han gustado más los de la segunda mitad que los de la primera. Piel de iguana contiene una escena de sexo que te arrastra a esa pasión desesperada. Perder el mundo nos cuenta una noche de fiesta con más contenido y emoción que las mil borracheras alcohólicas que hemos tenido que aguantar de tantos escritores de medio pelo. En Tejido hay una descripción tan descarnada y tan física que puede ponernos mal cuerpo.

Me confirma que Gabriela es una escritora excelente a la que hay que seguir la pista. No apta para estómagos sensibles.

Muy buena.

Entramos al cuarto y ella me mira curiosa y yo me acerco y la abrazo y le agarro las nalgas y le aprieto como exprimiendo bombas de agua mientras ella dice, aprovecha. Me manosea las tetas y murmura, no he agarrado unas tetas antes, pero cuando era niña dormía con mi perra y un día succione su pequeño pezón, y, mientras dice eso, babea y me pide que le toque la Conchita. Así dice, Conchita. Y Conchita es una palabra que en ese momento me perturba porque así se llamaba mi profe de primaria, pero la perturbación luego es un morbo monstruoso porque enseguida nos desnudamos. Yo me meto su pelo largo en la boca que entra en hebras como gusanos que destripo y voy saboreando, mientras me da palmaditas en las nalgas, y los clítoris tensos, en medio de tanta humedad, se rozan y están ambos inflados. Siento que un cuervo se me ha parado en la cabeza, son sus uñas que me rasgan el cuero cabelludo, las uñas son negras y la mano va bajando, jalando el pelo, el cuello, la piel de la espalda, mientras el brillante del anillo en el dedo meñique de su otra mano es como una corona nocturna que me ciega los ojos y yo siento las delgadas arterias latiendo en la vagina, a punto de estallar. Le pregunto si tiene la coca y me dice que está en el bolsillo de su pantalón y me separo mojada para buscarla, es una piedra, con la uña larga rasgo el montoncito y las dos inhalamos y ella se ríe tontona, mientras se mete un trocito de coca a la boca y vuelve a besarme y hace un par de preguntas inútiles, que no contesto porque el amargor de la coca me ha dado leves arcadas. Exprimo un poquito sus tetas, pero no sale ni gota de leche, ella ríe otra vez y hunde la cabeza en mi pelo, también largo, también enredado, ya casi enteramente cano y me aprieta porque quiere, otra vez la concha, dice, y esta vez es un alivio que no use el diminutivo. La toco y la vagina le ha crecido tanto que es un solo conglomerado esponjoso y elástico, un tejido delicioso que imagino como una mora gigante, a punto de desgranarse. Ella me abre con sus dedos los pliegues y mete ahora el dedito, juguetona, y, luego de buscar la profundidad, regresa y acaricia y manipula los trozos de carne como si fueran pedazos de plastilina y rasca la esponjita mojada mientras me vengo despacio. Luego: montarnos en las nalgas, olemos los cuellos, lengüetearnos, sudar y salir caminando del motel. A ella, algo avergonzada, la veo con el pelo recogido y la cara brillando y pienso, de esta mujer me puedo enamorar, un amor terrible, y luego me río y nos subimos al carro. Ella tiene una cara de plenitud y pienso que es la venganza ejecutada o el delicioso polvo que nos acabamos de echar, este crimen cometido en común y me digo, ya la amo. Prendo un tabaco y arranco, dejando la Curva del zodiaco para regresar a las cabañas en donde la familia entera duerme y mi madre juega a un solitario sobre la mesa de madera. Parece que ella tampoco puede dormir, a pesar de que le encanta el mar. Acostarme con el clítoris hinchado y volver a sentir las olas como rumor de balas o de hormigas, olas reventando, espuma blanca entre los ojos, iguanas comiéndome la vagina. Es navidad.

2 comentarios

  • Francisco septiembre 23, 2025en10:29 am

    Hola Juan Pablo, ahora tengo entre manos estos relatos de Gabriela. Ya te contaré.
    Saludos

  • Palimp septiembre 25, 2025en6:38 am

    Espero que te guste 🙂

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