Eterna cadencia, 2010. 170 páginas.
Quien iba a decir que la virgen María iba a utilizar para comunicarse con la humanidad a la hermana Cleopatra, una travesti que vive en una villa pobre de Buenos Aires, y que liderará enormes cambios en una comunidad de gente del margen que, de repente, tiene un objetivo.
Brutal. Estupendamente escrita, una trama que se desparrama a lo ancho pero que te tiene en el sitio, unos personajes de los que te enamoras, sus toques de crudeza, de ternura, de ilusión y de desesperación.
He disfrutado muchísimo leyéndola.
Muy bueno.
Además, querida, vamos a ser madres». «¿Y qué, Cleo?», pude meter bocado, «¿por eso nos vamos a cagar en toda la humanidad?». Suspiró Cleopatra: «Ay, no, Qüity, cagar no, pero nuestra hija tiene derecho a la felicidad y nosotras el deber de cuidarla antes que nada. Además, sí, podemos ser egoístas como todas las madres del mundo, hasta la Virgen lo dice: si era por ella, Jesús trabajaba de carpintero y se casaba con María Magdalena, que por puta que fuera era mejor que trabajar de mesías y casarse con una cruz. Porque está bueno que los hijos vivan, por más que resuciten si se mueren». «En eso estamos de acuerdo, Cleo», le dije riéndome, pero el discurso de Cleopatra no paró ahí: «Dice la Virgen que estar vivo es lo mejor, que ya lo sabía Aquiles en el Hades. Cuando el chabón ese que tardó diez años en volver a la casa, ¿cómo era que se llamaba?, ¿Uliseo?, le dijo: “oh, buenos días, rey de los muertos”, Aquileo le contestó: “No me chamuyés, esclarecido Uliseo: preferiría ser esclavo o un hombre indigente”, un indigente viene a ser un pobre, Qüity, “y estar vivo, antes que reinar sobre los muertos”».
A mi hijita ya le gustaban los discursos de la más queer de sus madres, parecía bailar mientras la escuchábamos. Y a mí me sumía en la perplejidad, ¿cómo podía citar la Odisea casi letra a letra? No podía haberla leído en su pobre puta vida. ¿De dónde mierda sacaba cosas como esa? ¿Existirá la Virgen y le dará por los clásicos y las putas pobres?
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