Los Berserkers son unas máquinas construidas no se sabe muy bien por quién y cuyo único propósito es destruir la vida. Había leído varias historias en números de la revista Nueva Dimensión y tenía ganas de tener una visión de conjunto.
Este libro recopila varios relatos de extensión y calidad diversa. Los mejores, por desgracia, ya los había leído antes. Funcionan mejor cuando ignoramos todo sobre el origen de la máquina asesina, que se enfrenta de diferentes maneras a humanos a priori indefensos.
El autor bebe de diferentes fuentes clásicas que adapta a conveniencia.
Algunos son pequeñas joyas, otros perfectamente prescindibles.
Había una nebulosa oscura, formada por un racimo de miles de millones de rocas y más antigua que el sol, que los hombres llamaban Zona Pétrea. Los que ahora se reunían allí no eran hombres y no asignaban nombre a nada; no esperaban nada, no temían nada, no se preguntaban nada. Carecían de orgullo y de pesares, pero tenían planes —mil millones de sutilezas talladas a partir de presiones y flujos eléctricos— y un propósito incorporado, que era el punto de destino de todos sus circuitos de planificación. Como por instinto, las máquinas berserker habían formado una flota cuando el momento fue el adecuado, cuando el enemigo eterno, la Vida, había comenzado a acumular sus fuerzas.
El planeta llamado Atsog en el lenguaje de la vida había producido, de sus refugios más profundos, cierto número de unidades vivas todavía funcionales, aunque millones habían sido destruidas mientras eran derrotadas sus tercas defensas. Las unidades vivas funcionales eran fuente de información valiosa. La simple amenaza de ciertos estímulos producía al menos cooperación limitada en cualquier unidad vital.
La unidad viva (que se denominaba general Bradin) que había controlado las defensas de Atsog se encontraba entre las capturadas intactas. Se inició su disección a la vista de las otras unidades vivas capturadas Se retiró delicadamente la delgada capa externa de tejido, y se la colocc sobre una forma adecuada para preservarla para futuros estudios. Siempre que era posible, se examinaba a las unidades vivas que controlabar. a otras.
Después de ese estímulo, ya no fue posible comunicarse de forma inteligible con el general Bradin; en cuestión de horas dejó de ser funciona.
En sí misma una victoria trivial, liberar a esta pequeña unidad de materia acuosa de la aberración llamada Vida. Pero el flujo de información se incrementó desde las unidades cercanas que habían percibido el procese
Pronto se confirmó que las unidades vivas reunían una flota. Se bus -có información más detallada. Una serie importante de preguntas se refería a la unidad viva que controlaría esa flota. Gradualmente, por medí; de interrogatorios y la lectura de registros capturados, fue surgienc una imagen.
Un nombre: Johann Karlsen. Una biografía. De él se decían cosa_; contradictorias, pero los hechos demostraban que se había elevado rápidamente a una posición de control sobre millones de unidades vivas
Durante la larga guerra, los ordenadores berserker habían reunic y cotejado todos los datos disponibles sobre los hombres que se convertían en líderes de la Vida. Ahora ajustaron contra esos datos, punt: a punto, todos los detalles conocidos sobre Johann Karlsen.
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