La vorágine, 2021. 142 páginas.
Los ensayos recogidos en este libro nos hablan de la necesidad de un feminismo decolonial en el que las mujeres racializadas tengan también su voz. Se centra mucho en la situación en Francia, donde el laicismo de la república se alía con la islamofobia de la derecha para combatir a las mujeres musulmanas, aunque también hace hincapié en otros aspectos, como que la liberación de muchas mujeres blancas pasa por que muchos de sus trabajos han pasado a mujeres inmigrantes.
Hay que separar la lucha feminista de nacionalismos o neoliberalismos . Esto no es nuevo. Cuando a comienzos del siglo XX las izquierdas reclamaban derechos para los trabajadores, los derechos de las mujeres no eran tenidos en cuenta. Hoy que se lucha por los derechos de las mujeres, los derechos de las mujeres migrantes no se tienen en cuenta.
Bueno.
de la emigración fuera una opción política del Estado para evitar un desarrollo autónomo y para contener las luchas anticoloniales en los DOM, no debe ocultar una realidad: las mujeres antillanas fueron agentes y protagonistas de su emigración. Lo que señalan estos estudios es que las actividades de las mujeres antillanas migrantes merecen ser más ampliamente estudiadas en el campo del mundo del trabajo, de manera interseccional, con el fin de que salga a la luz el modo en que las instituciones fabricaron identidades que justifican discriminaciones.
Nunca las feministas fueron exclusivamente blancas, tampoco ahora. El feminismo no pertenece a las mujeres blancas porque las mujeres nunca constituyeron un grupo uniforme a lo largo del tiempo. El feminismo decolonial pretende construir un mundo “en el que todas nuestras hermanas puedan crecer, en el que nuestros hijos puedan amar; un mundo en el que el poder de tocar y de descubrir la diferencia y las maravillas de otra mujer transcenderá finalmente la necesidad de destrucción”82. Hay mujeres que pueden decidir no llamarse feministas, lo importante es continuar revisando y cuestionando el vocabulario y las representaciones occidentales de la libertad y de la igualdad, del feminismo y de los derechos de las mujeres. Lo importante es desnacionalizar el feminismo, desoccidentalizarlo, combatir el capitalismo racial y sus políticas racistas, pues el feminismo es antirracista. Todas las otras ideologías que se dicen feministas son femonacionalistas,
nacionales/imperiales, corporativas e inamistosas hacia el proyecto decolonial. La liberación de las mujeres es un movimiento de justicia social, de luchas sociales por el medio ambiente, por los derechos de los pueblos autóctonos, de las personas LGTBI, y por continuar el proceso histórico de decolonización.
No hay comentarios