LLevo ya casi 10 años opinando en este cuchitril sobre los libros que leo. Aquí aterriza gente de todo pelaje que, supongo, unas veces coincidiran con mi criterio y otras no. Las reacciones son de dos tipos:
– Hablo mal de un libro que al visitante le ha gustado
En estos casos la entrada se llena de comentarios defendiendo las bondades del libro y criticando mi dudoso gusto y escasa inteligencia. Si ponen a parir algo que te gusta están cuestionando tu juicio y te toca defender no tanto al autor como a ti mismo. Las reseñas desfavorables son las más comentadas.
– Hablo bien de un libro que al visitante no le ha gustado
A los ojos del visitante el que tiene mal gusto soy yo, y salvo alguna sonrisa de suficiencia no hay motivos para entrar a comentar. Salvo dos excepciones: cuando el que entra es un amigo/conocido y en el caso de ser un escritor patrio que está empezando.
Ya lo decía Anne Lamott:
De todas las voces que oigas en Radio Malaonda, la más difícil de sojuzgar será la de los celos. Los celos son un ataque en toda línea a cualquier contingente de confianza que hayas logrado reunir. Pero si no dejas de escribir es probable que tengas que vértelas con ellos, porque habrá éxitos maravillosos y deslumbrantes que serán para los escritores más malos, los que más mala leche tienen, los que menos se lo merecen de todos los que conoces; gente que, en otras palabras, no eres tú.
Estadísticas cantan. En las más de 1000 entradas he hablado bien de casi todos los libros que he leído, y nadie nunca me ha criticado por ello (ni siquiera cuando hablé bien de La sombra del viento). Pero ¡ay cuando hablo bien de escritores jóvenes! Siempre hay alguien dispuesto a saltar a la yugular y poner a parir libro y autor.
Cuando puse la entrada de Agua dura lo estaba esperando y, fieles a la cita, saltaron los comentaristas a afirmar que el libro era malo. Que cada cual tiene derecho a tener su opinión y expresarla está claro. Que estas opiniones negativas (recuerden, un 0,3% del total de entradas de esta bitácora) siempre caigan en los mismos perfiles no es casualidad. Son celos del éxito ajeno.
3 comentarios
¿Sabes lo que ocurre?. Que la mayoría de gente se cree en posesión de la verdad absoluta.
Confunden sus gustos personales, con la calidad de una obra. Que una cosa no te guste, no tiene que ser necesriamente mala. A mí, no me gusta el chorizo, y no por eso digo que el chorizo es indigesto y está hecho de cemento.
Una cosa son las opiniones, que se pueden compartir o no, pero soy de la opinión que siempre tienen que respetarse. A continuación tu expones tu criterio y razonamiento sobre el asunto, que tampoco tiene que ser compartido. Es otra opinión y punto.
¡Faltaría más, que todos opináramos igual!
P.D. Voy a leer tu entrada sobre la Sombra del viento; pues decir que me encantó, sería quedarme corto.
Una cosa es la opinión la que todo mundo tiene derecho,otro asunto es que en gustos se rompen géneros y otro asunto es una crítica informada y especializada para lo que uno se prepara o se certifica o ha estado en un ámbito profesional lo suficiente para poder respaldar comentarios con conocimientos.
Al margen que el libro sea bueno o mano -no lo he leído y últimamente además me doy cuenta que mis gustos son muy particulares-, si que creo que muchas personas tienen a Sergi Bellver en su punto de mira. Quizás sea por el hecho de que es bastante joven y tiene un relativo éxito en lo que hace, quizás porque siempre está muy activo, o quizás por el rebomborio que tuvo en algunos medios de comunicación con lo del Nuevo Drama. Porque sea malo o bueno, lo que no es normal es la agresividad con la que algunos hacen sus críticas (esta situación me recuerda el caso de la poetisa Luna Miguel). Lo que puedo decir de Bellver por mi parte es bastante poco, lo ví hace unos meses en la presentación de un libro colectivo de relatos de viajes: «Nomadas», y el fragmento que el leyó en la presentación me resultó interesante.
PD. Envíame el libro de S. Ambao (que soy lo suficietemente vago para no tener ganas de hacerme una cuenta en issue 🙂 ). Y que te vaya bien con tu padre en su cumple.