Obra de teatro asfixiante en el texto y en la puesta en escena.
El argumento es tan sencillo como irrelevante: la reunión. Una familia se une para comer y, a lo largo de una hora y cuarto, salen a la luz todos los sentimientos que hasta entonces contenía una presa invisible. En esta pieza hay una energía contenida, un revolver cargado de insatisfacción y violencia. La sencillez de la rutina y la miseria cotidiana le sirven para hacer creíble el desmoronamiento de una familia. […] Tres hermanos, Rainer, Roger e Iván, vertebran esta reunión familiar. Les unen frágiles lazos. Y en esa cadena, los eslabones más frágiles son sus mujeres. (Miguel Ayanz, ‘La Razón’, 05-05-2007)
Comentarios: Mujeres soñaron caballos
Ulrica.- (Larga pausa. Ella lo mira duramente). Treinta.
De pronto los jinetes miran hacia la ventana y ven a la mujer asomada. Las miradas se encuentran. Todo se detiene. Nada más que dos segundos, tres, que en…
Rainer.- (Adelantándose). Sí, sí, que en cine es mucho.
Ulrica.- (Larga pausa. Ella mira con fastidio a Rainer). La mujer comienza a transpirar. Pero los jinetes le sonríen, la saludan con sus gorras y siguen de largo sin imaginar lo que ha pasado en esa habitación. Ella ahí se relaja. (Pausa). Las camisas de los hombres tam-
bién están sudadas. En las axilas. Todo debajo del brazo marcada la zona, lo que se llama comúnmente…
Rainer.- La aureola. (A todos). Bueno…
Ulrica.- El hecho es que esos jinetes profundamente marcados por la violencia que día a día deben ejercer se vuelven en ese momento para la mujer, personas confiables y queribles. La mujer siente deseos de ellos. De aparearse con ellos.
(Prende otro cigarrillo. Pausa. Intencional-mente a Rainer). Cuando hablo de la mujer, se entiende, Rainer, que me estoy refiriendo a esa mujer del guión que está presenciando esa hermosa escena irreal de los jinetes, ¿no?
Rainer.- Claro, mi amor, que se entiende.
Ulrica.- (Pausa. Mira a Betuna). Irreal, digo, Betty, por lo estática de la posición de los jinetes, sobre todo si tenemos en cuenta que los caballos están en marcha por la calle, por el adoquinado. ¿No?
Rainer.- Como guión es magnífico, ¿no? Pura imagen.
Ulrica.- Claro. Ahí está. Porque hay un detalle que estoy obviando y creo importante: Los
animales se bambolean bastante por el adoquinado. Entonces pienso que se podría tomar desde atrás las enormes y sensuales ancas de los caballos bamboleándose. Eso pensé también. No sé. ¿Te gusta, Betty?
Bettina.- Eh… sí, sí… Ulrica.- Entonces no sé.
Bettina.- (Pausa. Roger se prepara para salir de la habitación). Bueno… Ya va a estar la comida. Si no os dais prisa, Roger, va a ser mejor que lo dejemos…
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