BLB VI: Cosas que nunca te dije

junio 16, 2008

El viernes, como ya habíamos anunciado, se celebró la sexta edición de Bitácoras y Libros en Barcelona, con los siguientes asistentes:

Anna (Veleidades vitales)
Frida, (Porque el mundo me ha hecho así)
María José (32 líneas)
Musa Rella (Las tres musas)
Dsdmona (Dsdmona)
Susanna (Llegeixes o què?! )
Nacho (El último peatón)
Mon (En clave pública)
Mezkal (Sumidero Mental)
Sfer (Librosfera)
Vigo (La librería, Poemas en inglés, Poemas en francés)
Palimp (Cuchitril Literario)

(Espero no dejarme a nadie)

La reunión empezó a las ocho en el Café Bohemia que amablemente nos habían reservado sala e incluso nos ofrecían quitarnos la música. Un gran cambio respecto al antiguo lugar de reunión, dónde nos teníamos que amontonar donde cupiéramos.

Un servidor hizo de mal anfritión y se marchó a las nueve y poco porque otras tareas me reclamaban. Me enganché de nuevo a las 11 en el restaurante Eucaliptus, cuando todo el mundo estaba por el segundo plato y en animada conversación. Las presentaciones estaban hechas, el hielo roto, y la compañía buena.

Al fin llegó el momento más esperado: la lectura de los deberes. El ruido en el restaurante molestaba mucho, pero un servidor hizo lo que pudo para que todo el mundo escuchara las anónimas declaraciones. Hay que decir que me sorprendió la profundidad de algunas; la gente se implica. Al final encontrarán la lista completa, incluyendo alguna declaración pasional. Nos supo a poco… para la próxima vez tendremos que escribir más. Como mínimo resultó terapeútico.

Acabamos la mitad en el bar Raval tomando la última copa, aunque un servidor tuvo que irse temprano por las obligaciones familiares.

Por desgracia, cuando me dirigía para casa me encontré con las tres chicas que habían sido nuestras vecinas de mesa. Me preguntaron el por qué de la lectura y les expliqué un poco qué era esto. Me invitaron a una copa, y no pude negarme; eran unas chicas muy simpáticas. Tras un par de copas, y sin saber como, me encontré jugando a adivina el chupito: se trata de averiguar tras un beso con lengua cual es el chupito que ha bebido una persona. Tampoco sé como acabé en su casa, que debía estar cerca del bar. Lo único que puedo decirles es que mi sueño de estar con dos mujeres a la vez ahora me resulta pueril. Está claro que tres dan mucho más juego. Pude comprobar que algunas cosas que había leído pueden hacerse… para que luego digan que la literatura no sirve para la vida.

Pero ya vale de hablar de mí, seguro que están deseando leer las cosas que nuna se dijeron. Aquí las tienen:


Te hubiera perdonado. Hubiera sido generoso. Pero para ello tenías que ganártelo. Hubiera sido sencillo, sólo tenías que acercarte y reconocer que la jodiste. Pero tu maldito orgullo te ha impedido siempre dar ese pequeño paso. Recuerdo aquel día, cuando aún nos llevábamos bien y podíamps hablarnos sin llegar a molestarnos el uno con el otro ¡Qué tiempos aquellos! Me dijiste que nunca en tu vida habías pedido perdón a nadie. Nunca entendí que te vanagloriaras de lo que a todas luces me parecía un feo defecto. Y aquel mismo día te dije cómo acabaríamos tú y yo; llegaría un día en el que yo ya no estaría dispuesto a perdonarte. Y así ocurrió.

Entiéndelo, yo no puedo ceder ahora, porque ya lo hice una vez y no sirvió para nada. ¿Quieres que olvide? Lo siento. No puedo aceptarte así, dispuesta a hacerme daño a la menor ocasión y sabiendo que luego no estás dispuesta a enunciar un simple «lo siento». No, esta vez no.

A S. cuya vida se ha entrecruzado tantas veces con la mía. O al menos las suficientes para que nos sacáramos de quicio.


Te perdí, te veo pasear y no me ves o no quieres verme, yo siempre te veo me duele el corazón. Porque fuiste mi mejor amigo, fue breve nuestra amistad, intensa, nunca tuve un amigo tan sincero y yo no supe cuidarte, mantenerte, a mi lado nunca he sabido hacerlo muy bien. Me sigue costando…
Siempre quise decirte que fuiste un amigo de manual, un amigo único e irrepetible y yo te fallé. Mis nuevos amigos nunca me generan la misma confianza que me diste, me odias y me lo merezco. Aunque no se Sabido muy bien porque siempre me acuerdo de ti… los amigos llegan y se van, algunos se quedan más o otros menos tiempo, otros perduran, pero tú te fuiste y sigues ahí en mi corazón… martirizándome… Ese martirio me permite tocar en el suelo lo adoro lo necesito me da collejas, aún en esto te volviste imprescindible.

Te añoro siempre.


Los deberes de hoy sí que me han puesto en un brete. No consigo precisar, por más que lo intente, a quién me gustaría decirle algo que no le haya dicho. Siempre que he querido decirle algo a alguien he terminado por hacerlo. Y ahora que lo pienso, nunca me había dado cuenta de este rasgo de mi carácter. Será sinceridad, habilidad comunicativa, prepotencia… Y digo esto porque lo que no puedo asegurar es que mis palabras, mi intención, mis sentimientos, en suma, hayan sido debidamente comprendidos. Pero la comprensión absoluta, como los aquí presentes ya debéis saber, es algo imposible de alcanzar. Cada uno de nosotros tiene su punto de vista. Y justamente por eso, hace tiempo que dejé de intentar que los demás compartieran el mío. Me conformo con despacharme a gusto.

Destinatario: LA HUMANIDAD


Diez líneas me parecen muy pocas para decirte todo lo que quisiera. Eres una cobarde que sólo sabe vivir escondida bajo tus miedos. Es más cómodo permanecer entre bambalinas mientras otros actúan en el centro del escenario. De nada vale ir lloriqueando por ahí que los demás tienen más suerte. Estoy harta de ti y lo que más desearía en el mundo es que decidieras cambiar. No te guardes dentro todas las cosas que tienes pendientes por decirme. Debes estar segura de ti misma. Habla claro, grita, muévete de una vez, no dejes perder ni un solo minuto más sin ser la que debes ser y para ello hay que arriesgarse. No olvides que la que te lo dice, te conoce muy bien, aunque hasta hoy, no me hubiera atrevido a decírtelo.

Dirigido a mí misma


Lo nuestro terminó porque no follábamos. Nunca pude decírtelo porque no volvimos a vernos, fue una separación algo brusca. Aunque si hubiéramos podido hablar tampoco te lo hubiera dicho. Había otros motivos, claro. Pero el sexo fue el más importante. Me subía por las paredes. Tenía tantas ganas de follar que me acosté con gente de la que ahora me avergüenzo. Desde entonces tuve claro que no podía salir con alguien a quien no le gustara follar,y todas mis parejas han sido de apetencia sexual comprobada. Pero no quiero lanzarte reproches, lo que quería decirte es un sencillo consejo. Busca a alguien que tenga tu mismo ritmo -escaso- o tus relaciones no tendrán mucho futuro. Suerte.


Durante algún tiempo salí con una chica que tenía novio, así que fui el centro de lo que se conoce como «triángulo amoroso». Un día ella me dijo que su hermana pequeña, de 17 años, se había quedado embarazada y que iba a acompañarla a abortar. Estuvimos varios días sin vernos. Poco después la relación se rompió, y pude saber por otra persona que quien había abortado no era la hermana de mi chica, sino ella misma. Aún estuvimos viéndonos de vez en cuando tras haber roto, pero nunca me animé a decirle ninguna de estas dos cosas:
– Una, que yo sabía que era ella quien se había quedado embarazada.
– Dos, preguntarle si sabía cuál de sus dos amantes era el padre de la criatura.

P.D. 1 – Lo último que supe de ella fue que se había liado con el marido de su mejor amiga y había tenido un hijo con él.

P.D. 2 – La mujer de esta historia NO es Terelu.


Ese viaje lo cambió todo. Me había enamorado una noche en la que aún no habías llegado. Faltaban tres días para que nos encontráramos en el sitio pactado y de la nada apareció F, desplegando sus encantos de músico, con esa frescura morena y además, por si fuera poco, un admirable talento para la escritura. Nos pasamos horas enteras riéndonos, compartiendo secretos a escondidas, disfrutando de la compañía del otro. Hice un esfuerzo por no dejar que ocurriera lo que deseaba, por no corresponder a su mirada, porque no se notara en la mía la maravilla que sentía por dentro, que se fagocitaba todos los años vividos en un instante. Al fin llegaste a tiempo, por suerte no te demoraste un sólo día más y me recordaste cómo sabía tu boca.

A mi ex compañero (de otros viajes vitales).


Tanto que llego a hablar, tantas palabras que salen de mi boca y estoy convencida que al tenerte delante tartamudearía, repetiría las palabras y no conseguiría construir una frase coherente. Tener delante de mí, mirándome, esos profundos ojos azules son suficientes para desarbolarme cualquier esquema mental sobre lo que podría decirte para impresionarte, aunque en el fondo me conformaría con poder articular un «hola, encantada de conocerte» y todo sin que la rojez tiznara mi rostro y el sudor frío ni siquiera tuviera intención de aparecer. Nunca jamás tendré la oportunidad de decirte nada de eso, es demasiada la distancia y lo material que nos separa pero siempre me quedaré con el guiño que me dedicaste hace muchos, muchos años…

Paul Newman


Para alguien que asiste/ió a la quedada:

Te veo, te miro, tus ojos, mis nervios, tu voz, mi embeleso. Te deseo, ávidamente. Acudo a la quedada sin saber que me voy a encontrar a alguien que altera mi conciencia, que excita mi deseo, que enloquece mi entendimiento. Trato de conservar la calma y prestar atención a lo que dices, pero lo único que consigo -y no es poco- es controlar las ganas de lanzarme a tu cuello mientras hablas. Libros, cómics, risas y charla…, nada me importa, tu presencia me aturde.

Te deseo, te deseo, ávidamente: sólo quería que lo supieras.

(ten cuidado cuando vayas al servicio)


A un compañero de trabajo:

Llevas 2 años quejándote de lo mal que te trata la empresa, pero tu no haces nada para
solucionarlo. Tu jefe te ha llegado a decir que no confía en ti y tu sigues allí trabajando y
quejándote.

Y lo peor, es que la empresa tiene razón: ¡Eres un inútil trabajando y no eres consciente
de ello! Eres lento, pierdes el tiempo con tonterías y al final muestras orgulloso los tristes
resultados que el resto tenemos que arreglar.

Todo esto no sería grave si sólo fuese dirigido a ti, la putada es que la mayoría de tus
compañeros son como tu.

13 comentarios

  • Raul Sensato junio 17, 2008en1:13 am

    >>Por desgracia, cuando me dirigía para casa me encontré con las tres chicas que habían sido nuestras vecinas de mesa. (…) Tampoco sé como acabé en su casa, que debía estar cerca del bar. Lo único que puedo decirles es que mi sueño de estar con dos mujeres a la vez ahora me resulta pueril. Está claro que tres dan mucho más juego. Pude comprobar que algunas cosas que había leído pueden hacerse… para que luego digan que la literatura no sirve para la vida.

    (En pie): BRAVO!!!!

  • Nacho junio 17, 2008en11:06 am

    La próxima vez pido sangría (es lo que bebieron las guiris de la mesa de al lado). Palabrita de gitano.

  • María José junio 17, 2008en12:34 pm

    Genial!! Me quito el sombrero porque cualquiera se quita algo más como está la cosa. La verdad es que las tres guiris miraban mucho a nuestra mesa y claro luego estuvieron al tanto para cazar a algún contertulio descuidado como Palimp.
    La cosa tuvo calidad.

  • ericz junio 17, 2008en1:14 pm

    Brillante.
    Y tomen nota, al terminar ya saben a quien hay que acompañar en la vuelta a casa.

  • Musa Rella junio 17, 2008en4:11 pm

    La próxima vez nos invitas! No quiero decir con esto que lo hayamos pasado mal en el bar, que no se malinterprete. Pero nosotras tres estamos juntando material para la escritura (no por vicio, eh) y debemos vivir todo tipo de experiencias, no queda más remedio… La vida del escritor es ante todo un sacrificio constante por la humanidad… es así. De nada.

    🙂
    besos

  • Susana Silva junio 17, 2008en8:26 pm

    Llegué aquí después de revisar el «experimento» de Neus con «Un hombre de pago», leía con humor y gran entretenimiento todos los textos, uy pensé que algún hacker había saqueado mi PC después de leer algunos 🙂
    Caray de haber sabido antes de la cita y no tener un océano de por medio creo que hubiera estado allí.
    Confirmo que la búsqueda de los eslabones en mi cadena, siempre va guiándome a lugares interesantes, con más ideas.

    Saludos afectuosos desde México

  • Vigo junio 17, 2008en9:12 pm

    Por supuesto que tres dan más juego. Pero tienen que divertirse también entre ellas porque si tienes que cumplir ante las tres, puede resultar un poco forzado. Si yo te contara… ;D
    Tremendo los textos. Los releo y no puedo dejar de intentar emparejarlos. ¡¡Tarea imposible!!
    Me quedo con la sensación agridulce de querer profundizar en cada uno de ellos.
    Muy divertido todo. Gracias por organizarlo.

    V.

    PD. Muchas gracias también a la/s las que me desean. XP

  • Frida junio 17, 2008en10:25 pm

    ¡Estoy con Musa! Yo, aunque no os lo creáis, nunca he jugado al juego del chupito. Es una laguna en mi educación que acabo de advertir. ¡A saber cuantas más tendré! Y, a este paso, nunca voy a llenarlas. Así, ¿cómo esperáis que termine mi novela?

  • C. Martín junio 18, 2008en9:26 am

    Empiezo a entender por qué insististe en colocarte en el extremo de la mesa…, lo tuyo fue marketing frontal…, pero no fuiste el único…, la noche, tan incitadora… 😛

  • Palimp junio 19, 2008en10:34 am

    Gracias a todos los que asistieron y a raul y ericz. Nacho, esa sangría la cargó el diablo. Musa y María José, estoy seguro de que encontraréis muchos voluntarios para esas experiencias 🙂

    Susana, vigila bien tu ordenador… algunos de la mesa eran informáticos y no se puede descartar que hayan invadido tus intimidades 😛

    Vigo, la próxima reunión compartiremos impresiones 🙂

    Frida, tienes que probar lo del chupito. Mucho mejor que el trivial.

    C. ya estás contando eso de que no fui el único ¡detalles!

  • Nera junio 20, 2008en5:42 pm

    Yo soy una de las tres a quién le adivinaste el chupito.

  • Palimp junio 21, 2008en6:05 pm

    ¿Eras una de las rubias o la morena?

  • raul sensato junio 22, 2008en12:44 pm

    >>Yo soy una de las tres a quién le adivinaste el chupito.

    >>¿Eras una de las rubias o la morena?

    oh! Oh!! OH!!!

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