Galaxia Gutenberg, 2020. 120 páginas.
Llego a Blanca Varela a través del atlas de Clara Obligado y me he quedado con la boca abierta. Poemas con ecos de Emily Dickinson, muy personales, de imágenes fascinantes y ajenas. Dejo bastantes muestras porque muchos son los textos que me han impactado.
El yo, la constante presencia de la muerte, el amor, los hijos, la creación, temas universales escondidos en versos que quitan el aliento y te invaden sin avisar.
Muy bueno.
Las cosas que digo son ciertas
Un astro estalla en una pequeña plaza y un pájaro pierde los ojos y cae. Alrededor de él los hombres lloran y ven llegar la nueva estación. El río corre y arrastra entre sus fríos y confusos brazos la oscura materia acumulada por años y años detrás de las ventanas.
Un caballo muere y su alma vuela al cielo sonriendo con sus grandes dientes de madera manchada por el rocío. Más tarde, entre los ángeles, le crecerán negras y sedosas alas con que espantar a las moscas.
Todo es perfecto. Estar encerrado en un pequeño cuarto de hotel, estar herido, tirado e impotente, mientras afuera cae la lluvia dulce, inesperada.
¿Qué es lo que llega, lo que se precipita desde arriba y llena de sangre las hojas y de dorados escombros las calles?
Sé que estoy enfermo de un pesado mal, lleno de un agua amarga, de una inclemente fiebre que silba y espanta a quien la escucha. Mis amigos me dejaron, mi loro ha muerto ya, y no puedo evitar que las gentes y los animales huyan al mirar el terrible y negro resplandor que deja mi paso en las calles. He de almorzar solo siempre. Es terrible.
Epitafio
Esto es hoy,
algo perdido.
Brilla el césped.
Cae una hoja
y es como la señal esperada
para que vuelvas de la muerte
y cruces con resplandor
y silencio de estrella
mi memoria.
Ejercicios
i
Un poema
como una gran batalla
me arroja en esta arena
sin más enemigo que yo
yo
y el gran aire de las palabras
ii
miente la nube
la luz miente
los ojos
los engañados de siempre
no se cansan de tanta fábula
III
terco azul
ignorancia de estar en la ajena pupila
como dios en la nada
IV
pienso en alas en fuego en música
pero no
no es eso lo que temo
sino el torvo juicio de la luz
Justicia
vino el pájaro
y devoró al gusano
vino el hombre
y devoró al pájaro
vino el gusano
y devoró al hombre
Va Eva
animal de sal
si vuelves la cabeza
en tu cuerpo
te convertirás
y tendrás nombre
y la palabra
reptando
será tu huella
Escena final
he dejado la puerta entreabierta
soy un animal que no se resigna a morir
la eternidad es la oscura bisagra que cede
un pequeño ruido en la noche de la carne
soy la isla que avanza sostenida por la muerte
o una ciudad ferozmente cercada por la vida
o tal vez no soy nada
solo el insomnio
y la brillante indiferencia de los astros
desierto destino
inexorable el sol de los vivos se levanta
reconozco esa puerta
no hay otra
hielo primaveral
y una espina de sangre
en el ojo de la rosa
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