Un artículo que me ha resultado interesante sobre la crítica en la red:
Ampliación del campo de batalla: crítica literaria y medios digitales
Lo primero que hay que decir es que esos argumentos son, en más de un sentido, falsos. Es mentira que el discurso de los críticos y académicos sea objetivo y esté libre de emoción y subjetividad e ideología y que el de los otros carezca de racionalidad y sustento. Es también mentira que solo los críticos estén familiarizados con la tradición literaria y, para el caso, que solo las lecturas historicistas, atentas a las circunstancias sociohistóricas en que fueron producidas las obras, sean válidas y fértiles. Es mentira, por último, que los lectores que hoy participan en el debate por medio de internet no tengan experiencia alguna comentado libros. Una noticia para los distraídos: desde hace siglos, desde que los textos circulan masiva e incontrolablemente, la práctica de la lectura ha estado asociada a la de la escritura. Dicho de otro modo: son legión los lectores que acompañan su lectura con algún tipo de escritura (subrayados, asteriscos, notas al margen) y son todavía más los que acostumbran compartir con otros (en casa, en el colegio, en el café, en el bar) sus ideas e impresiones sobre lo que han leído. Así que no: el lector no es un aficionado, ni un ignorante desprovisto de referentes estéticos, históricos y sociales contra los cuales valorar sus lecturas, ni un pobre diablo ajeno al logos y condenado al blando terreno de la doxa.
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