Una de las pocas incursiones de Cunqueiro en el teatro. Supongo que será difícil ponerlo en escena, porque más parece escrito para ser leído que representado. Subversión del personaje de Hamlet con un humor negro notable y disolvente de cualquier tragedia.
Aquí explican como se enfrentaron a su puesta en escena: El incierto señor Hamlet. Aquí lo comentan: El incierto señor Hamlet y El incierto señor Hamlet.
Muy recomendable.
Polonio. – (Sin darse cuenta de que ha entrado la Reina.) ¡Hechizada me la tiene Hamlet con palabras fantásticas! Nietos quisiera yo de otra sangre más humilde y sin embargo más libre y rica, una sangre voluntaria y sin memoria.
Gerda. – ¿Te da asco la sangre de los Hardrada, Polonio?
Polonio. – Señora mía, ni sé de qué estaba hablando.
Gerda. – Es un semen exquisito. Sólo da uno, dos capullos en cada generación. Es raro como una piedra preciosa.
Polonio. – Nosotros somos más fecundos. Quizá no amistemos. Siendo muchos, abaratamos nuestra sangre. Tengo parientes míos que piden limosna en el puente de Constantinopla. En vez de cobrar, hasta pagaría porque le dejasen engendrar.
Gerda. – ¿Con las limosnas recogidas?
Polonio. – Los pobres piden para matar el hambre y la sed, el frío de la noche. El cementerio se lo dan gratis.
Gerda. – Nada se da gratis, Polonio. El cementerio se lo dan gratis a los pobres porque lo han pagado ya con su pobreza. Un rey también tiene cementerio gratis, porque entre las cosas de que un rey es dueño, están también los cementerios.
Polonio. – En este abaco, señora, nunca los he sumado a los Reyes de Dinamarca entre las tierras de que son propietarios.
Doña Inés. – ¡Encuentros en la noche cerrada, cuando todas las aves del mundo y la luna nueva ya se han ido! Cualquier palabra, entonces, se llena de luz y sube hasta las estrellas…
Capitán. — (Posa la espada en la mesa y apoya las dos manos en el respaldo del sillón en que estuvo el Rey. Mientras habla, se va acercando doña Inés a él, se sienta y apo,ya una mejilla en el revés
de una mano del CapitánJ Las estrellas están siempre a la escucha de las palabras de los amantes. ¿Qué es hablar un corazón? En los ríos hay piedras que cantan al paso del agua. En los ríos hay peces de plata que van y vienen y son callados peregrinos. ¿Quién habla, quién canta? ¿Cantan las mariposas que vienen en la noche a las luces de la casa? ¿Dónde he recogido estas palabras que voy vertiendo, chispas, sabrosura somnífera, plumón de tórtola, hojas de rosa que caen para saber de dónde viene el viento?
Doña Inés. – ¡Mi corazón es un vaso que rebosa!
Capitán. — ¡Ésa es otra lección! Los corazones son vasos llenos de cálido jengibre. ¿Quién osará echar la gota que los haga desbordarse? ¿O no la hay? ¡Mejor será, amada, no esperarla y beber un poco, yo del tuyo y tú del mío! ¡Démonos los secretos pensamientos! ¿Puedo mirar si en la superficie de tu vaso navega una hojita de bermejo clavel? ¡Miraré con mis labios cálidos!
Doña Inés. – ¡Labios largos y finos! Los adiviné en la copa en que bebiste. ¡Mira si te esperaba! ¡Se conocerán en los míos!
Capitán. — (Levantándose y apartándose.) ¡Si mezclas las lecciones, no te puedo seguir! ¡Estábamos en la comparación de los corazones con vasos de finísimo cristal!
Doña Inés. – (Incorporándose.) ¿Mezclar lecciones? ¿Qué lecciones?
Capitán. — Las del libro. Con esto de la guerra se me ha olvidado la mitad. No puedo seguir de memoria.
Doña Inés. – ¿Qué libro?
Capitán. — ¡El Conversador Feliz de Amorl Ya me lo dijo mi mujer, que no me fuera sin el libro, que aún podría ganar algo escribiendo alguna carta de ausente. Pero, en tiempos de guerra, ¡quién pensaba en eso! ¡Y me sale cada asunto!
Doña Inés. – ¿Por el libro? ¿Cabe eso en la letra de un libro? ¡Vete, vete! ¡Mentira todo! ¡Palabras escritas! ¡Por un libro, Dios!
(Huye, escaleras arriba, llorando.)
Capitán. – ¿Y qué tiene de malo por el libro? ¡Se para donde uno quiere!
2 comentarios
Hola JP, !qué ganas de leer más a Cunqueiro!. Ahora ando inmerso en la lectura de una selección de artículos suya que ha publicado la Fundación José Antonio de Castro que es una maravilla.
Un saludo.
En cuanto te enganchas a su manera de contar las cosas estás perdido. Hay unas entrevistas en le fundación March que son una delicia