Autoedición, 2009. 298 páginas.
Con esta reseña soluciono dos errores; el primero haber dejado pasar el libro cuando me enteré de su existencia y el segundo no reseñarlo y darle la publicidad que se merece. El cine no me gusta. Por eso un libro de comentarios y opiniones de películas no me llamaba mucho la atención. Alguna vez había leído La cinefilia, pero solo prestaba atención cuando se hablaba de una película que me llamara la atención.
Pues bien, estaba muy equivocado. El gran libro de la Cinefilia es un libro muy divertido que me ha arrancado más de una carcajada, algunas veces incluso sin haber visto la peli. No encontrarán unas críticas tan desenfadadas y sinceras en los periódicos o bitácoras del tema. Algunos cinéfilos hablan un lenguaje que no se entiende, pero a Xavier Águeda le he entendido hasta yo.
Se atreve con todo. Lo mismo te hace una crítica de Matrix, que de Il Gatopardo, alaba las virtudes de Rec o filosofa sobre Garganta profunda. Lo habitual es que los pagafantas no vean cine comercial y los que disfrutan con los taquillazos bostecen con el cine francés. Pero el autor da palos a uno y otro tipo de cine cuando lo merece y disfruta viendo de todo, siempre que sea bueno. Es lo que tiene tener un criterio propio, algo que es mucho menos frecuente de lo que parece.
Otro punto gracioso son sus teoremas, como el de la solidaridad:
«Dadas dos películas de contenido similar, la que haya sido rodada en un país con un PIB más bajo será siempre mejor que la que se haya rodado en un país con el PIB más alto»
O sus famosas Cuatro Reglas de Oro del Cine de Autor (CROCA):
1. Ritmo pausado
2. Más silencios que diálogos
3. Largos planos secuencia
4. Al final se muere alguien
El libro está casi agotado, pero si lo encuentran en alguna librería no lo dejen escapar. Y si contactan con el autor (en esta página: El Gran Libro de la Cinefilia) puede que todavía le quede alguno y todavía lo puedan comprar.
Extracto:[-]
Cuatro Reglas de Oro del Cine de Autor
(CROCA)
Sí, sí, la indústria del cine como negocio impone unas normas muy estrictas: protagonistas guapos, finales felices, ritmo sin pausas, moralejas políticamente correctas…
Los verdaderos artistas no deberían someterse nunca a tales imposiciones, pero luego resulta que hay muchísimas películas de Arte y Ensayo que también parecen seguir un patrón (que es un patrón diferente que el de las pelis comerciales, pero que también resulta ya acartonado y previsible).
Nos lo podemos tomar a cachondeo y hacer cómics como éste, pero también podemos tratar de analizar con seriedad qué tienen en común las pelis más soporíferas de los cineclubs… y observamos así lo que hemos dado en denominar «Las Cuatro Reglas de Oro del Cine de Autor» (CROCA), y que son las siguientes:
1. Ritmo pausado
2. Más silencios que diálogos
3. Largos planos secuencia
4. Al final se muere alguien
Como puede verse, las tres primeras se basan en la creencia tradicional de que todo lo que es aburrido es profundo, y la última es un viejo truco para no terminar la peli sin que haya sucedido absolutamente nada remarcable y de paso invitar a la reflexión sobre la fugacidad de la existencia humana.
Por supuesto que hay excepciones, y uno puede encontrarse con grandes películas tanto en cineclubs como en las salas comerciales… pero lo importante es que a partir de hoy podrá usted destacar en cualquier reunión de cinéfilos comentando las joyas de la nouvelle vague con palabras como estas:
«Sí, bueno, la fotografía estaba muy bien, pero el guión cumple a rajatabla las CROCA… así que no es que esta peli sea una chufa, es que es una croqueta.»
3 comentarios
Lo leí hace unos pocos meses, me encantó también. Alucinante las referencias a Saló.
Un saludo gran JP.
Me alegro que te gustara. Un saludo y un abrazo para ti 🙂
Una reseña en el Cuchitril Literario « El gran libro de la cinefilia