Ediciones G.P. 1963. 484 páginas.
Tit. or. Night and day. Trad. Eduardo de Guzman. Portada de Chacopino.
Cuando vi la portada de este libro pensé que Virgina Woolf no se merecía esto. También en que dirían gente como los del blog ¡Basta de Carátulas!. Confieso que para llevarlo por la calle le quité la tapa y lo dejé desnudo, por aquello del que dirán. Una vez leído pienso que quizá no vaya tan disparejo con el contenido.
El libro nos cuenta la historia de cuatro personas que componen un cuarteto amoroso muy particular. Por un lado Katharine, nieta de un famoso poeta y de familia bien y Rodney, también acomodado, escritor y algo pedante. Por el otro Mary, que trabaja, aunque económicamente no le haga falta, en una asociación a favor del sufragio femenino y Ralph, que trabaja como abogado y es el principal sostén de su numerosa familia. Mary está enamorada de Ralph, Ralph y Rodney de Katharine, y Katharine… no se sabe muy bien de quien.
Se nota que es la segunda novela de Woolf y que todavía no ha alcanzado la maestría que demostrará en sus posteriores novelas. Pero en el dibujo de los personajes ya apunta que llegará alto y su prosa no tiene tacha. La leí en una semana muy ajetreada y leerla era una manera de relajarme. Curiosamente, a veces me traía a la memoria a Ian McEwan. Aunque realmente no pasen muchas cosas en el libro, y uno a veces tenga ganas de gritarles a los personajes que dejen de hacer el tonto, el libro no se hace lento -quizá un poco cerca del final-.
Admirador como soy de Virginia debo recomendarlo. Éste y cualquier libro suyo que se ponga a su alcance. Una de las mejores escritoras de todos los tiempos.
Quisiera acabar esta entrada recuperando la anotación que en su día puse en el antiguo Cuchitril. Espero que les guste.
Aquí tienen una foto de la autora, robada al blog de Francisco Herrera:
Muchas veces comento en esta bitácora como ha llegado el libro a mi poder, que expectativas tenía, la impresión que me causó, de la misma manera que uno cuenta como conoció a su pareja, amigos, etcétera. La lectura conforma una vida paralela con las mismas sorpresas, ilusiones, decepciones y monotonías que los quehaceres cotidianos. A menudo, ante la pregunta de ¿Cómo te va la vida? tentaciones he tenido de responder así: ‘Bien, he estado de vacaciones en Sevilla, he cambiado de trabajo, y he descubierto a Roberto Bolaño’. Que mis modestos acontecimientos literarios no interesen a nadie no quiere decir que tengan menor influencia en mi vida.
Siendo como soy un francotirador de la lectura, descubrí a Virginia por casualidad. Estaba en el último curso del taller de teatro de Lugaritz, teniendo como excelentes profesores a Ana y Patxi Perez de Legaleon-T, que me enseñaron lo poco que sé del teatro (y cuya obra El silencio de las Xigulas es inconfundiblemente genial). Cuando se planteó hacer la obra de fin de curso varias personas aportaron obras y textos. Se imponía una lectura para evaluar y decidir. Mi fama de lepisma provocó que por unanimidad me tocara leer ‘Las Olas’, el libro más grueso de los candidatos. Fue un mazazo. Me atravesó de tal manera, que cuando llego el momento de que cada cual expusiera los defectos y virtudes de lo que se había leído, defendí el libro con tal arrebolamiento místico que, como no podía ser de otro modo, fue el elegido como base para el espectáculo. A la maestría de nuestros profesores se debe que, con un material actoral relativamente flojo, consiguieran una obra excelente. La mejor crítica me la hizo mi gran amigo Carlos (desaparecido en Madrid, si alguien le ve, le pregunte si está bien). Al acabar le pregunté que le había parecido, pero no hizo falta que me contestara; la emoción que se le veía en la cara respondió por él.
Durante ese año rompí una relación que duraba siete años y medio. Tenía ya un pie en Barcelona. Empecé una nueva relación. Me presenté a un examen de Microsoft y lo suspendí por poco. Se quemó la casa de mis padres (y mi biblioteca). Encontré piso en Barcelona y me trasladé definitivamente. Y descubrí a Virginia Woolf. El último párrafo de ‘Las Olas’ todavía me acompaña:
Y también en mí se alza la ola. Se hincha, arquea el lomo. Una vez más tengo conciencia de un nuevo deseo, de algo que surge en el fondo de mí, como el altivo caballo cuando el jinete pica espuelas y después lo refrena con la brida. ¿Qué enemigo precibimos ahora avanzando hacia nosotros, tú, sobre quien ahora cabalgo, mientras piafamos en este pavimento? Es la muerte. La muerte es el enemigo. Es la muerte contra la que cabalgo, lanza en ristre y melena al viento, como un hombre joven, como Percival cuando galopaba en la India. Pico Espuelas. ¡Contra ti me lanzaré, entero e invicto, oh Muerte!
Las olas rompían en la playa.
Para saber más de esta excepcional escritora pueden visitar los siguientes enlaces:
Born Adeline Virginia Stephen in London, Woolf was brought up and educated in a classically Victorian household at 22 Hyde Park Gate. In 1895, following the death of her mother, she had the first of several nervous breakdowns. She later indicated in an autobiographical account, «Moments of Being,» that she and her sister Vanessa Bell had been sexually abused by their half-brothers, George and Gerald Duckworth. Following the death of her father (Sir Leslie Stephen, a well-known editor and literary critic) in 1904, she and her sister, Vanessa, moved to a home in Bloomsbury, forming the initial kernel for the intellectual circle known as the Bloomsbury group. While nowhere near a simple recapitulation of the coterie’s ideals, Woolf’s work can be understood as consistently in dialogue with Bloomsbury, particularly its tendency (informed by G.E. Moore, among others) towards doctrinaire rationalism.leer más…
Virginia Woolf nació en Londres, Inglaterra, el 25 de enero de 1882.
Hija de sir Leslie Stephen, distinguido crítico e historiador, creció en un ambiente frecuentado por literatos, artistas e intelectuales. Tras el fallecimiento de su padre, en 1905, se estableció con su hermana Vanessa –pintora que se casaría con el crítico Clive Bell– y sus dos hermanos en el barrio londinense de Bloomsbury, que se convirtió en centro de reunión de antiguos compañeros universitarios de su hermano mayor, entre los que figuraban intelectuales de la talla del escritor E. M. Forster, el economista J. M. Keynes y los filósofos Bertrand Russell y Ludwig Wittgenstein, y que sería conocido como el grupo de Bloomsbury. En 1912, cuando contaba treinta años, casó con Leonard Woolf, economista y miembro también del grupo, con quien fundó en 1917 la célebre editorial Hogarth Press, que editó la obra de la propia Virginia y la de otros relevantes escritores, como Katherine Mansfield, T. S. Eliot o S. Freud.leer más…
Escritora inglesa de novelas y crítica literaria, Virginia Woolf nació en London. Miembro de una familia de clase media-alta, con antecedentes y conexiones interesantes. Su padre fue Sir Leslie Stephen, crítico literario y el primer editor de ‘ The Dictionary of National Biography’; su madre ( Julia) viuda de Herbert Duckworth y sobrina de la fotógrafa pionera Julia Margaret Cameron, fue la segunda esposa de Sir Leslie Stephen. Virginia conocida familiarmente por sus hermanos como ‘la cabra’ fue la tercera de cuatro hijos; precedida por: Vanessa, quien más tarde sería pintora y esposa del crítico del arte Clive Bell; y Thoby, quien murió de la fiebre tifoidea en 1906 nada más graduarse en Cambridge. Los amigos de la universidad de Thoby formaban el núcleo del grupo de Boolmsbury, incluido por el filósofo G.E. Moore, E.M. Foster y muchos otros. El hijo más joven fue Adrian, quien con el tiempo llegó a ser médico. A veces, la familia Stephen también estaba formada por la hija del primer matrimonio de Sir Leslie y los tres hijos de Duckworth ( George, stella y Gerald – quien más tarde fue el fundador de Duckworth y Company Publishers ). Todos ellos, jugaron un importante papel en la vida de Virgina Woolf desde el principio.leer más…
En la obra de la autora inglesa Virginia Woolf (1882-1941) el tiempo está representado con la metáfora de las olas Pero, además de figura literaria, la escritora también utilizó la imagen para describir el estado de ánimo que la atenazó todos los días de su vida. «La sensación -afirmaba- de que la primera hora de cada mañana es algo tan dulce y calmo como el suave golpe de una ola, unida al presentimiento casi permanente de que algo horroroso está siempre a punto de ocurrir.» A esta forma de melancolía ella la llamó «vicio absurdo». Cuando esta cotidiana sacudida del alma alcanzó su mayor intensidad, dejó de ser su fuente de inspiración y se convirtió en la condena que la condujo al suicidio, una mañana a finales de marzo (ver recuadro) Además de ficción, Virginia Woolf escribió algunos notables ensayos acerca de las condiciones de vida de la mujer en la sociedad actual. Este es el caso de Tres Guineas (Lumen), libro que acaba de aparecer en Chile.leer más…
Reseña de ‘Diario de una escritora’
Más allá de una versión mutilada o censurada de los diarios íntimos de la escritora Viginia Woolf, los textos que forman este Diario de una escritora resultan imprescindibles para una comprensión del método e intención de la novelista inglesa. Dudas y temores, constancia y honestidad, compromiso y desánimo conforman estas páginas como diario íntimo. Nuestra suerte reside en encontrar del mismo modo, en la selección de Leonard Woolf, rastros y testimonios de las impresiones de la autora sobre la concepción de sus obras, sobre la trama y la forma, sobre la caracterización de sus personajes, sobre los avatares de la publicación, y, en definitiva, sobre las circunstancias del proceso creativo.leer más…
(Un día, un libro 288/365)
Escuchando: For your blue. Los Durabeat.
7 comentarios
Patxi Pérez?
Legaleon-T?
¡pero si son de Irún!…
no somos nada…
Sí ¿Los conoces? Dales recuerdos de mi parte…
Sánchez Dragó dijo que le parecía que Woolf era en realidad una autora bastante mediocre. Creo que lo nuevo, lo que no entendemos, lo detestamos, porque da muestras de nuestra propia mediocridad. Pretendemos encorsetarlo todo, etiquetarlo y no nos damos cuenta que no hace falta. Cada autor tiene su propio estilo y quizás Dragó no está a la altura que exigen las obras de Woolf.
No he leído Noche y día, y menos mal que suelo ignorar las carátulas porque sino creo que no lo leería nunca, pero Las olas me impactó muchísimo. Una vez que logré ubicarme en la novela, hacerme con su particular estilo literario y sumergirme en sus reflexiones, la obra me atrapó. Es cierto que no es una novela fácil de leer pero cuando pasas la última página sientes que has estado bajo la piel de Virginia Woolf y la recompensa es impagable.
A Sánchez Dragó no puedo ni verlo… así que su opinión me importa un comino. En la entrada comento mi particular epifanía con Las Olas, así que entiendo lo que dices.
Jo també passo olímpicament de Sánchez Dragó. El mediocre és ell. De Virgínia Wolf he rellegit dues vegades Una habitación propia i trobo que l’hauria de llegir qualsevol que tengui intenció de dedicarse a escriure
¡Ole! A montar un club de antifans de Sánchez Dragó. Yo ni sé las veces que he releído Las Olas…
me encantan las obras de virginia woolf tengo25 años y entoda mi vida he leido25 libros de ella graxias dragó