Varios. Primer acto 364.

noviembre 13, 2025

Varios, Primer acto 364
Primer acto, 2023. 320 páginas.

En este número destaco los artículos y el manifiesto de Tadeusz Kantor y las siguientes obras de teatro:

Mudanza de Néstor Villazón
Segismundos. El arte de ver de Antonio Álamo
El fuego amigo de Juanma Romero Gárriz
La distancia-cápsulas de memoria de Itziar Pascual, Vera González, Tolo Ferrà, Denise Despeyroux, Jorge Muriel, Rulo Pardo y Antonia Vicens.

De las que solo me han gustado algunas cápsulas de La distancia y no todas. En general, ha sido un número con bastante poca chicha.

Se deja leer.

5. Mujer de veintisiete años
Quiero leerte esta noticia. Se trata de una mujer de veintisiete años, a la que se le quiere practicar un aborto. La familia dice que el feto puede venir con malformaciones, así que la ilevan a una clínica privada. Allí la rechazan, por estar fuera de plazo. Así que la familia tiene que llevar a^u hija al juzgado, para que se proceda legalmente con el aborto. Se trata de una mujer con la mentalidad de una niña de siete años. Que puede votar. Que va a votar. Pero que cogerá la papeleta y votará por lo que su madre le diga. ¿Tú crees que está capacitada? Yo sé que ese no es tu caso, pero ¿dónde nos deja a nosotros si no os hiciéramos ver eso? Piensa en lo que podría ocurrirle. Y en lo que les ocurriría a tus padres. A tu pareja. Un niño que no nacerá normal. Pero tú no escuchas. No escuchas a los médicos, no escuchas a tu familia: escúchalos mejor. (Pausa.) Entonces me hice la siguiente pregunta: ¿hasta qué punto tiene un juez la capacidad de meter a los Servicios Sociales en medio? ¿O una madre no es competente porque cuente con una discapacidad? A una persona ciega no la vigilas todo el día, ¿por qué la vigilas cuando es madre? ¿Por qué aún lo llamas certificado de minusvalía? ¿Por qué dices que no puedo sacarme un puto certificado de idoneidad?
6. Santificada
Quise estar temblando en el suelo. Con una simple respuesta nasal. Decirle que había recibido la visita de un ángel, que me clavaba con pasión una lanza en mi costado. Una mujer, en pleno Renacimiento, comparaba esa lanza con la del cuerpo de un dios, cuando su Dios, hallado en transición, había sido atacado con la misma arma, pero su dueño era terrenal. La santa había roto con todos los esquemas renacentistas. El suyo no era un amor puro, no era el “fin’amor” provenzal, porque en pleno Renacimiento un hombre, Marsilio Ficino, había clamado que solo hay dos sentidos nobles en la pasión: la vista y el oído. La amada no puede ser tocada. No puede ser besada. No puede ser olida: se trata de un ideal. Pero la lanzadla mano de Dios, toca a la santa. La toca para bendecirla con su dolor, con un estado imposible para el resto de los mortales: un amor finito, un amor “mixtus”, un amor carnal, como el nuevo destino del héroe trágico: un amor entre iguales. (Pausa.) Quería ser como ella, aquella a la que los hombres decidieron llamar “santa”. Una santa que decía morir en éxtasis divino, pero de la que hoy sabemos que era epiléptica. Sus ataques eran fruto de una disfunción que tensaba su cerebro, uniendo lo oculto y lo cotidiano en única abstracción. Quería ser reconocida, al igual que yo. Pero yo tardé seis años en sacarme el Bachillerato. Y lo hice con un módulo, un FP de mierda, porque mientras tú preparabas la selectividad yo tomaba catorce pastillas diarias. Tú, que no has perdido trabajos por estar enferma. Que no te has enfrentado a un superior, cuando piensa que no estás capacitada. Que r.o has hecho balance de tu vida, y te has dado cuenta de que tienes lo que tienes por ra mala cabeza. Tú crees que se trata de un sí o un no. Pero ahora, que estoy mejor, » ir.es a decirme que nunca seré madre, que a priori es la gran capacidad de la mujer, rasta rara eso lo tengo difícil. Solo la capacidad de gestar. Solo es poner un útero. Y » ’ r: ra rara eso. ¿Tú sabes lo que esto ha limitado mi vida?

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