Bígaro ediciones, 1998. 256 páginas.
Lo reencontré en mi biblioteca buscando otra cosa y volví a leerlo, e hice bien. Una recopilación de los siguientes relatos:
Madre Tierra, Julio Septién
El robot, Rodolfo Martínez
El horror sin nombre, Javier Redal
Último adios en Dulce Ofelia, Rafael Marín
El día que hicimos la transición, Ricard de la Casa y Pedro Jorge Romero
La cosecha, Javier Cuevas
Opciones, Miquel Barceló
Evolución convergente, Javier Negrete
El bosque de hielo, Juan Miguel Aguilera
Y que son todos buenísimos. Aquí pueden encontrar información detallada de todos ellos: Cuentos de ciencia ficción. Destacaría El día que hicimos la transición, posiblemente el más redonodo de todos, y del que no es casualidad que haya sido incluído en antologías anglosajonas del género.
Calificación: Muy bueno.
Un día, un libro (183/365)
Extracto:
—Hoy os toca a vosotros hacer la Transición —dijo la voz del teniente de guardia en mi oído.
Abrí los ojos inmediatamente. Toda la habitación estaba a oscuras. Se había activado una alarma temporal y en esos momentos todo el edificio debería estar completamente sellado: nadie podía entrar ni salir. Diez segundos más tarde se encendieron las luces. Los nanosistemas de nuestros cuerpos comenzaron a activarse, controlando cientos de procesos biológicos. Ahora podía ver con mayor claridad.
La Transición es un clásico. Al menos una vez por semana hay que hacerla, y en ocasiones hasta dos o tres veces en un mismo día. ¿Por qué todos los terroristas, de uno u otro bando, tienen semejante fijación con ese período? ¿Por qué no intervienen más a menudo en la guerra civil o en el asunto de la armada invencible? Supongo que, simplemente, la Transición está tan llena de posibilidades, hay tantos caminos abiertos simultáneamente, que todo bando político o grupo económico se cree capaz de ajustar el proceso de forma que triunfe su particular posición.
Parece tratarse también de una fijación especialmente española. Otros países sufren también ataques terroristas que pretenden cambiar la historia a su gusto, pero esos casos se producen una o dos veces al año. Sin embargo nosotros tenemos que lidiar hasta con treinta casos a la semana y más de la mitad pueden situarse en la Transición.
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